lunes, 3 de octubre de 2011

LOS MALETILLAS Y EL CICLISMO (1998. VUELTA CICLISTA A ESPAÑA)


            Estoy que me muero de envidia. Resulta que leyendo la prensa me entero que un cicloturista disfrazado de ciclista profesional rodó, en la mismísima vuelta  a España, ni más ni menos que treinta kilómetros en el pelotón. Joder tío, hay que tener cara. Además, nada de bermudas ni chanclas. A excepción de las gafas y el reloj, que se notan que son de alguien más dominguero, el intruso iba perfectamente uniformado del equipo Casino. Me gustaría saber por qué escogiste a ese equipo. Puestos a elegir, el Banesto parece más solvente. Pero déjalo, no hace falta que me contestes. Es lógico que fueses uniformado para colarte en el pelotón. De haber utilizado otra indumentaria tipo: el cobrador del frac, o, gendarme francés, supongo que no habrías recorrido ni treinta metros. Así que, cojonudo lo tuyo oye.
Lo que me tiene un poco mosca es el asunto de la foto. Sí, ésa que tienes con la manita en el hombro de Fernando Escartín ¿le empujas, o después de medio kilómetro al ritmo de profesionales ya te remolca él? Yo volviéndome majara tratando de imaginarte en ese pelotón, y mira por donde, me encuentro con  un pedazo de foto, en la que al pie se podía leer: El cicloturista que rodó treinta kilómetros en el pelotón posa junto a Fernando Escartín.
De verdad colega, me quedé de piedra. Ahora que no nos escucha nadie; ¿Cómo lo hiciste? ¿Sólo detectaron a un infiltrado en el pelotón y en realidad erais dos; cámara y figurín? O mejor aún; la cámara la llevabas tú bajo la gorra y le pediste al líder de la general que, puesto que le llevaba dos minutos al segundo, parase un poco para hacerte la foto. Anda cuéntalo, si no lo haces vamos a pensar que había algo de montaje en todo esto; que el fotógrafo de la agencia sabía todo el asunto y, en vez de comunicarlo al director de la vuelta, se dedicó a fotografiarte, uno por uno, con los supervivientes del pelotón. Espero tus noticias.
Mientras, déjame que te cuente un secreto; no te puedes ni imaginar la de veces que he tenido deseos de vestirme de futbolista del Málaga C.F.  y saltar al campo a rematar un córner. Ojo, que yo tampoco pensaba jugar todo el partido. Eso para los profesionales. Yo sólo un ratito, para la foto, igual que tú en la etapa de la vuelta. No veas lo chuli que iba a estar junto a Basti sonriendo en el momento de rematar el balón. No lo quiero ni pensar. Bueno, y de las ganas de saltar al ruedo -vestido de luces eso sí- en plena faena de Rivera Ordóñez, a pedirle un autógrafo para mi hermana, ni te cuento.
Como ves, no sólo tú tienes sueños. Qué te creías.  Antes, al principio, decía que me moría de envidia por lo que has hecho, pero resulta que ahora que lo pienso; no. No me das ninguna, es más, me parece una capullada muy grande. ¿Te imaginas los desastres que podrían ocurrir en las competiciones de alto nivel, si todos los que sentimos verdadera pasión por algún deporte, u otra cosa que no sea deporte, se nos ocurriera, sin más, pasar a la acción? ¿Crees que es suficiente con “tener ganas de”, o “gustarte el”, para codearte con los profesionales? No, claro que no, para poder hacer cosas, que no sean gilipolleces, hay que estar preparado, o en su defecto; autorizados.
Qué hubiese ocurrido si sufres una caída y te llevas por detrás a un montón de ciclistas, o tienes un infarto, o un mareo, o te pasan una nota del director del equipo Casino en la que  explica una táctica  nueva para los próximos ciento treinta kilómetros. Dime, entonces qué hubieses hecho... Pues eso digo yo. Y lo peor de todo es que, según el director técnico de la prueba, esto no es la primera vez que ocurre.
El ciclismo profesional, a pesar de los franceses y de la gente como tú, es un deporte para superdotados, y estas condiciones, al contrario que la hepatitis, no se adquieren por contagio. Ni circulando durante treinta  kilómetros con esa gente  vas a llegar a la altura del tubular de alguno de ellos. Si no quieres o no puedes hacerte profesional de la bici, confórmate con verlos a través de la televisión, o detrás de las vallas como hacemos los demás. Búscate un grupo de amigos y practica el ciclismo, pero, por favor, mucho cuidado con los coches y los camiones.
Espero que los aficionados al motociclismo no sigan tu ejemplo, ya que en caso contrario, corremos el riesgo de que en los grandes premios, a las motos oficiales les tengan que poner intermitentes para adelantar a los vespinos de los maletillas.

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