miércoles, 30 de septiembre de 2015

LA GACELA Y EL TIGRE (Dedicado a tac tac tac)


            Hay un cuento persa que habla sobre cómo un joven tigre es engañado por el hombre. El padre le había contado que el hombre era el animal más fuerte del mundo, y tras el fallecimiento de éste, el tigre estaba empeñado en conocer a ese ser tan extraordinario que debía ser el hombre. Sin embargo, cuanto más le contaban de cómo eran (sin garras, ni piel gruesa, sin poder cortar la leña con sus dientes…), menos entendía el porqué de su fortaleza. No es cuestión de reproducir el cuento. Les aconsejo su lectura. Sepan que, al final, el hombre viejo engañó al joven tigre, porque el hombre es el único animal capaz de mentir, manipular y engañar. También hay otro sobre una gacela que no se entrega tan fácilmente a un cazador y le planta desafío. El final de este cuento no tiene desperdicio, porque culmina en que este animal, sabe distinguir una mirada humana sincera y de la que fiarse.
            Ya ven, dos versiones de la raza humana. Y las dos acertadas. Pero les quería contar otra fábula: La de la Gacela y el Tigre.
            Por motivos que no se conocen muy bien, estos bellos animales se vieron obligados a compartir camino y aventuras. La gacela era una preciosidad de animal, sus movimientos eran como sonrisas que se repartían en cada movimiento. El pelo claro. Sus ojos eran más pequeños de los que cabía esperar, pero muy vivos y expresivos . Sin duda vivir en permanente estado de alerta imprimen carácter. Su compañero de camino; el tigre, era también un agraciado animal.
            Las conversaciones entre ellos eran interesantes. Al menos al tigre -que escuchaba la mayor parte del tiempo-, le parecían eso. Mientras su amiga hablaba y le contaba cosas de su pasado, él se dedicaba a otear el horizonte y estar en permanente estado de alerta. Temía casi tanto por ella como por él. Muchas veces se preguntaba que por qué coño no se había merendado ya esa gacela que tan buen sabor parecía tener. Pero esta idea la desechaba inmediatamente. Nunca le haría ningún mal. Todo lo contrario.
            El caso es que cualquier observador ajeno a esta realidad, hubiese pensado que el tigre estaba siendo protegido por la gacela. Ésta no se cansaba de decirle a su compañero de fatigas que había que ser fuerte, saber enfrentarse a la realidad, no hundirse, y todas esas cosas que se dicen cuando, en el fondo, se tiene mucha inseguridad. El tigre, es cierto, era un tanto peculiar, le gustaba, sin que ella se diese cuenta, quitar posibles trampas en el camino (piedras afiladas, clavos, trampas…), y dejar que ella siguiera el camino sintiéndose segura y fuerte. De hecho nunca se dio cuenta que, en múltiples ocasiones, fueron acechados por otros animales hambrientos que, por caminar junto al tigre no se atrevieron a dar el asalto final.
Pero tampoco se confundan, ella (la gacela, claro), seguía siendo una luchadora. Nunca lo tuvo fácil. Todo lo contrario. Desde muy pequeña se vio obligada a buscarse la vida contra todo y contra todos. Fuerte sí que era. Aprendió a buscarse un hueco entre tanta indiferencia. Por supuesto que se sentía acechada siempre, pero también aprendió a vivir con esa realidad. A veces, cuando pensaba que estaba sola en la Sabana, ensayaba algún tipo de rugido para saberse más fuerte. Y, con ciertas especies le funcionó y, como a aquel hombre viejo; el engaño le salvó de muchas situaciones complicadas. Por el contrario, nuestro tigre seguía a lo suyo. Quizá -solo digo quizá-, hastiado por tener que haber demostrado su naturaleza en múltiples ocasiones, aprendió que un maullido amenazante, como solo sabe hacerlo este animal salvaje, también podría ser una llamada de cariño, y que en lugar de tantas peleas como tuvo en el pasado con otros de su especie, prefería no mostrar tanto esos dientes que, le gustara o no, llevaba afilados. Por supuesto que era consciente de que esa actitud era confundida con cierta debilidad; pero no tenía el menor interés en mostrarse según se le suponía. Y, ni mucho menos, con la gacela.
             Y así, siguieron caminos y caminos. Ella (la gacela, claro), mostrándose más fuerte a cada sonido que pronunciaba, y él (el tigre, claro), oyéndola sonriente, mientras mantenía a raya a la cantidad de animales peligrosos que la acechaban. Aunque, al final tuvo que reconocer que sí, que por la forma de ser de la gacela, estaban a salvo. No ya porque ésta fuese una súper gacela; sino porque de tanto hablar de lo fuerte que era, permitía al tigre, vigilar por la seguridad.
            Y es que, ya seas tigre o gacela, a veces, las cosas no son lo que parecen.
            O no?

sábado, 19 de septiembre de 2015

LA BICICLETA Y LOS ORIENTALES



Lo reconozco, estoy enganchado al deporte. Por lo menos una vez al mes tengo que moverme y sudar lo justo. Lo malo es que aún no tengo muy claro qué deporte me engancha más. Mi cardiólogo me recomienda andar. Pero andar, uf, cansa, es aburrido y deprimente. Sobre todo cuando vas a paso de tortuga, con la lengua fuera y te adelantan un montón de personas corriendo y cascando más que las cotorras. ¿Hay gente que tiene más de dos pulmones?
La otra opción es la bicicleta. Esta ya me convence más. Me suelo decir, que si hay que hacer deporte, por lo menos  que éste sea sentado. Aunque decir sentado tratándose de una bicicleta con esos sillines que ahora les ponen (en mi época llevaban hasta muelles), es mucho decir. Pero bueno, tengo una bici. Por supuesto, como todos los carrozas como yo; heredada de mis hijos. Y, aunque  le cueste trabajo creerlo, la uso. Suelo ir pos lugares fáciles y llanitos.
Y en esas andaba yo el otro día. En unos de mis paseos en los que, como es habitual, me van adelantando todo quisque; los/as niños/as, sus padres y madres, los abuelos (a las abuelas, no las veo), sus primos/as... En fin, ya digo, solo veo culos en bicicletas. Además suelo parar cada cien metros, básicamente para respirar y no morir en el intento de llegar al final de mi camino.
Pero el otro día me ocurrió algo extraño. A lo lejos divisé a un grupo de japoneses/as o chinos/as, quien sabe, que trataban de acercarse a toda esa gente que me iban adelantando. Claro, a mí me pillaron en una de mis paradas, así que no tuve más remedio que intentar comprender lo que me decían. Me enseñaron la cámara de fotos y, rápidamente, imaginé que lo que querían era que yo les hiciera una foto del grupo completo, así que me dispuse a ello. Pero, en cuanto tomé la cámara que me ofrecieron, todos/as se situaron detrás de mí. La luz, pensé que me indicaban que esa era la mejor ubicación para una mayor calidad de la foto. Así que me di la vuelta y… otra vez se pusieron a mi espalda. Pero ante la cara de gilipollas que debía tener yo, se esforzaron por comunicarse conmigo y me dijeron: Telfie. Tipical ciclista español.
Joé, querían un selfie conmigo! Por supuesto les dije que “ti”.
Me presenté. Les dije que era Felelico Maltin Bahamontes, y estoy entlenando para el Toul. Añadí que unos ladlones me habían lobado la bici de calelas y la lopa de competición.
Si no, qué coño iban a pensar de un tipo que va en una bici que se cae a pedazos, con unos calzones cortos viejos, polito a rayas que hace años ya que vivió sus mejores épocas, zapatillas azules y calcetines (blancos, qué coño) y sudando como un condenao,
Eso sí, después tuve que volver andando de la risa que me dio todo este lio de los orientales. Si en circunstancias normales me falta el aire, riendo ni les digo.


GROUCHO MARX



Conviene, de vez en cuando, tener un manual para que no se nos vaya mucho la olla. Ya saben, al estilo de  César que ordenó a un esclavo que le susurrase tres veces al día: “Recuerda César que eres mortal”.  Así que, con las geniales ocurrencias de mi admirado Groucho Marx, un servidor quiere hacer esta pequeña aportación de manuales para aquellos/as que empiezan a darle un valor desmedido a las cosas. O van notando que se creen el centro del mundo. Que confunden la seriedad con lo bien hecho… Este manual está dedicado a aquellas personas que tienen la capacidad de saberse con los pies en el suelo. A esa gente que saben romper la risa como ellas solo saben hacerlo. Y a los que saben reírse de sí mismos. A los que saben reírse con los demás y no de los demás…
 Siempre me llamó la atención la coincidencia sonora entre las palabras: Amor y Humor. Mi teoría es que el humor es un acto de amor. Es como esparcir alegría entre la gente que nos rodea. No dejes de usar el humor, sobre todo con la gene que quieres y aprecias. Te lo agradecerán y, lo más importante, te hará mejor persona.
Que lo disfrutes.

- ¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto!.

-¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?

-¿No es usted la señorita Smith, hija del banquero multimillonario Smith? ¿No? Perdone, por un momento pensé que me había enamorado de usted.

-¿Pagar la cuenta? ¡Qué costumbre tan absurda!.

-¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mí?

-¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

-¿Qué por qué estaba yo con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho, me recuerda a ti más que tú.

-¿Servicio de habitaciones? Póngame una habitación más grande.

-Citadme diciendo que me han citado mal.

-Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años!

-Conozco a centenares de maridos que serían felices de volver al hogar sino hubiese una esposa esperándoles. Quiten a las esposas del matrimonio y no habrá ningún divorcio.

-Cualquiera que diga que puede ver a través de las mujeres se está perdiendo un montón de cosas.

-Cuando muera quiero que me incineren y que el diez por ciento de mis cenizas sean vertidas sobre mi empresario.

-Debo confesar que nací a una edad muy temprana.

-Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

-Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Detrás de ella, está su esposa.

-Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien.

-El matrimonio es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución.

-El puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota.

-El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio, si puedes simular eso, lo has conseguido.

-En las fiestas no te sientes jamás, puede sentarse a tu lado alguien que no te guste.

-Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.

-Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente.

-Es usted la mujer más bella que he visto en mi vida, lo cual no dice mucho en su favor.

-Estar en un barco es como estar en una cárcel con posibilidad de ahogarse.

-Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros.

-Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer.

-Hace tiempo conviví casi dos años con una mujer hasta descubrir que sus gustos eran exactamente como los míos: los dos estábamos locos por las chicas.

-He disfrutado mucho con esta obra de teatro, especialmente en el descanso.

-He tenido una noche absolutamente maravillosa. Pero no ha sido ésta.

-Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna.

-Humor es posiblemente una palabra; la uso constantemente. Estoy loco por ella y algún día averiguaré su significado.

-Inteligencia militar son dos términos contradictorios.

-Jamás olvido una cara, pero en su caso, estaré encantado de hacer una excepción.

-La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música.

-La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.

-La política no hace extraños compañeros de cama. El matrimonio si.

-Las mujeres son muy útiles, sobre todo por la noche y, con frecuencia, durante el día.

-Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que se han casado.

-No estoy seguro de cómo me convertí en comediante o actor cómico. Tal vez no lo sea. En cualquier caso me he ganado la vida muy bien durante una serie de años haciéndome pasar por uno de ellos.

-No piense mal de mi, señorita, mi interés por usted, es puramente sexual.

-No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo.

-Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo.

-Nunca voy a ver películas donde el pecho del héroe es mayor que el de la heroína.

-Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria.

-Recuerdo perfectamente la primera vez que disfruté del sexo. Todavía conservo el recibo.

-Si eres capaz de hablar sin parar, al final te saldrá algo gracioso, brillante e inteligente.

-Si las mujeres se vistieran para los hombres, las tiendas no venderían demasiado. A lo sumo un par de anteojos de sol cada tanto tiempo.

-Sólo hay una forma de saber si un hombre es honesto: preguntárselo. Y si responde sí, entonces sabes que está corrupto.

-Soy tan viejo que recuerdo a Doris Day antes de que fuera virgen.

-Supongo que había que inventar las camas de agua. Ofrecen la posibilidad de beber algo a media noche sin peligro de pisar al gato.

-Todavía no sé qué me vas a preguntar, pero me opongo.

-Todo el mundo debe creer en algo, yo creo que voy a seguir bebiendo, discúlpenme.

-Todo lo que soy se lo debo a mi bisabuelo, el viejo Cyrus Tecumseh Flywheel. Si aún viviera, el mundo entero hablaría de él. ¿Que por qué? Por que si estuviera vivo tendría ciento cuarenta años.

-Una mañana me desperté y maté a un elefante en pijama. Me pregunto cómo pudo ponerse mi pijama.

-Bebo para hacer interesantes a las demás personas.

-Durante mis años formativos en el colchón, me entregué a profundas cavilaciones sobre el problema del insomnio. Al comprender que pronto no quedarían ovejas que contar para todos, intento el experimento de contar porciones de oveja en lugar del animal entero.

-Es una tontería mirar debajo de la cama. Si tu mujer tiene una visita, lo más probable es que la esconda en el armario. Conozco a un hombre que se encontró con tanta gente en el armario que tuvo que divorciarse únicamente para conseguir donde colgar la ropa.

-Hoy no tengo tiempo para almorzar. Traiga la cuenta.

-La próxima vez que lo vea, recuérdeme no saludarlo.

-¿Me deja su chaqueta, señor Marx? -Si, que la tengan lista para el jueves. (En un guardarropa)

-Mi madre adoraba a los niños. Hubiera dado cualquier cosa porque yo lo fuera.

-No reírse de nada es de tontos, reírse de todo es de estúpidos.

-O él ha muerto o se ha parado mi reloj.

-Oh! Nunca podré olvidar el día que me casé con aquella mujer... Me tiraron píldoras vitamínicas en vez de arroz.

-¿Por qué y cómo ha llegado usted a tener veinte hijos en su matrimonio? - Amo a mi marido. - A mí también me gusta mucho mi puro, pero de vez en cuando me lo saco de la boca.

-¿Quiere usted casarse conmigo? ¿Es usted rica? Conteste primero a la segunda pregunta.


-Si sigues cumpliendo años, acabarás muriéndote. Besos.

-Siempre me casó un juez: debí haber exigido un jurado.

-Una cita a ciegas puede convertirse en un cerdo con sombrero y un bolso de mujer.

-Señorita... envíeme un ramo de rosas rojas y escriba "Te quiero" al dorso de la cuenta.

-Sólo lo barato resulta caro.

-Parad el mundo que me bajo.

-Bob, ya sabes que yo en ti sólo tengo confianza...y muy poca.

-Sólo un hombre de cada mil es un líder de hombres, los otros 999 siguen a las mujeres.

-Tengo la intención de vivir para siempre, o morir en el intento.

-Yo no soy vegetariano, pero como animales que sí lo son.

-¡Brindemos por nuestras novias y nuestras esposas!... ¡Que no se encuentren nunca!

-No mire ahora, pero en esta habitación sobre alguien... y me parece que es usted.

-Hasta luego cariño... ¡Caramba!, la cuenta de la cena es carísima... ¡Es un escándalo!... ¡Yo que tú no la pagaría

-El verdadero amor sólo se presenta una vez en la vida... y luego ya no hay quien se lo quite de encima.

-¿Me lavaría un par de calcetines? Es mi forma de decirle que la amo, nada más.

-Cásate conmigo y nunca más miraré a otro caballo.

-¡Cavar trincheras! ¡Con nuestros hombres cayendo como moscas! No tenemos tiempo para cavar trincheras. Las tendremos que comprar prefabricadas.

-Oiga mozo, ¿y no sería más fácil que en lugar de intentar meter mi baúl en el camarote, metiera mi camarote dentro del baúl?

-Hace muchos años vine a este país sin una moneda de cinco centavos en el bolsillo. Hoy…tengo una moneda de cinco centavos en el bolsillo.

-Durante los ocho años que llevamos juntos Zsa-Zsa [la perrita de Groucho] y yo nunca nos hemos peleado. ¡Oh! Alguna vez me ha mordido. Pero, cuando lo hace, le devuelvo el mordisco. ¡Hay que enseñarle quien manda en casa.

-El otro día me encontré con dos leones y los sometí... Los sometí a una serie de ruegos y llantos.

-Estuve tan ocupado escribiendo la crítica que nunca pude sentarme a leer el libro.

-Humphrey Bogart vino la otra noche a casa y acabó completamente borracho, algo por otra parte, bastante normal en él. Cuando va cocido es un pelmazo, pero la verdad es que no mejora mucho cuando está sobrio.

-Recuerde, señor, que estamos luchando por el honor de esta mujer, probablemente mucho más de lo que ella nunca hizo por sí misma.

-Siempre salgo con dos mujeres. Detesto que las chicas vuelvan a casa solas.

-Uno para todos y todos para mí, yo para vosotros y tres para cinco, y seis para veinte...

-Un hombre siempre tiene los pies en el suelo... hasta que lo cuelguen.

-¿No es usted la señorita Smith, hija del banquero multimillonario Smith? ¿No? Perdone, por un momento pensé que me había enamorado de usted.

-Dice que... la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte.

-Estar en un barco es como estar en una cárcel, con posibilidades de ahogarte.

-Soldado: "General, ¿no se da cuenta de que estamos disparando a nuestros hombres?"General Groucho: "Tome un Dolar y guarde el secreto".

-¿Qué haría si pudiera volver a vivir toda su vida? Probar más posiciones.

UNA DUDA RAZONABLE



Creo recordar que en un pueblo de la serranía hubo un entrenador de fútbol que dejó a toda la comunidad despistada. Por allí ya no sabían si configuró el  equipo para perder estrepitosamente, o para que solo lo hiciera por goleada.
Por unos motivos que nunca se dijeron había que cambiar el equipo y así se hizo, quizá tuvo algo que ver con que algunos jugadores apoyaran a una candidatura distinta a dirigir el club. Así que ese nuevo entrenador llegó el equipo aupado por toda la Junta Directiva, que aunque en el pueblo no los conoce nadie, son los que dirigen a este club. Le dieron carta blanca, y a otra cosa.
Todo lo justificaron en la necesidad de darle un nuevo aire al equipo. Parece ser que el anterior tampoco ganaba, ni empataba. Pero perder por goleada no lo hizo nunca. Incluso en algunas fases del partido logró, con una buena defensa, que expulsaran a jugadores rivales y meterles algún que otro gol, así que, muy brevemente es cierto, en algunos momentos del encuentro se pusieron a jugarle de tú a tú al poderoso equipo contrincante. Pero me comentan que tampoco todo el mundo jugaba a cien por cien. Pero los que sí lo hacían mantuvieron, muy dignamente, el pabellón en alto. Todo a pesar de que los fichajes estrellas se fueron, a mitad de temporada, a equipos en los que cobraban más. Pero los suplentes sacaron pecho y se pusieron manos a la obra. No es que fueran unos jugadores de primer nivel, ni mucho menos, unos currantes sí; pero no todos. No obstante la Junta Directiva, pensó que había que cambiar a prácticamente la totalidad de la plantilla anterior. Especialmente a aquellos que apoyaron al otro candidato a dirigir el club. Y así se hizo. Sacaron el rodillo y plaf.
Tampoco entendí muy bien por qué el entrenador actual se dedicó a criticar al plantel anterior. Que si tendrían que haber trabajado mejor. Que si podrían haber obtenido mejores resultados. Que era un grupo de jugadores con poca capacidad. Que no se tendría que haber ido ningún jugador a mitad de temporada… Este pregonaba que si tienes un equipo estelar, sazonado con algunas figuras que no sean de la comarca, no hay por qué estar al cien por cien en los entrenamientos, ni en los partidos, -se tomó muy en serio aquello que dijo Helenio Herrera, y quería ganar los partidos sin bajarse del autobús-. Y eso hizo, fichó a muy buenos jugadores, pero que no se les exigía dar el máximo al equipo. Y así les fue una vez que empezó la liga.
Pero la cosa no terminó ahí. Resulta que casi a mitad de esta temporada y cuando el partido lo va perdiendo por un vergonzoso resultado en contra, El entrenador ha obligado a dimitir a las estrellas por su poca implicación. ¿No tendría que ser él quien dimita? Y respecto de las declaraciones de pretemporada ¿No tendría que pedir disculpas a los jugadores anteriores por decir lo que dijo en su día sobre los resultados, la capacidad individual, etc.?
Y a todo esto los seguidores del club, que aunque, de momento, no son mayoría en la comarca, los hay y muchos, se vuelven a sentir ninguneados por una política de club que únicamente hace darle más ventaja a los otros.

Uf, y ahora que he dicho la palabra mágica: política. Tengo una duda razonable; ¿Me habré confundido y no era en la serranía y no era un equipo de fútbol?

jueves, 17 de septiembre de 2015

EL CALLEJÓN DEL BESO



Sitúese. Una capital de nuestro país. Mediterránea. Luminosa. Calurosa… Ya? Pues andaba yo en ella cuando decidí que me quería salir del recorrido oficial. Ya saben, adentrarse en la maraña de callejuelas que suelen ser los núcleos antiguos de nuestras ciudades. Calles frescas y umbrías. También degradadas por el abandono de una clase política que sólo busca el rédito de las obras de relumbrón. La foto. El Alcalde o Alcaldesa de turno acompañado de sus concejales/as, para buscar un puñado de votos. Sonrientes ante los ciudadanos congregados. Olvidando que esas mismas personas viven en barrios que, en la gran mayoría de los casos, no cuentan con los servicios básicos que se les presupone debería de dotarlos por pertenecer a una gran ciudad. Barrios carentes de polideportivos, de zonas verdes, de guarderías, colegios, limpieza, seguridad… Pero no importa, estos/as políticos/as saben que la memoria del ciudadano es frágil y todo lo anterior lo va a engullir esa foto de la calle remodelada.
Luego viene la segunda parte. Nadie osará salirse de ese cercado invisible que se instala sobre la zona bonita de la urbe. Nadie se querrá adentrar en esos callejones que tanto le gustaba recorrer al querido Matías. Lástima. No saben lo que se pierden.
Al contrario que la mayoría de la gente de mi generación, yo no puedo decir que me crie en una zona concreta de la ciudad. Y sí puedo afirmar que lo hice en Ciudad Jardín, en el barrio del Molinillo, en los aledaños del Llano de la Trinidad, o en un cine de verano que había por la Cruz del Humilladero. En todos esos lugares tuve la suerte de corretear de chavea. Y de los recuerdos más gratos que tengo es el contraste que había entre Ciudad Jardín y las otras zonas. En el primero predominaba el campo, en los segundos los callejones. Callejones llenos de vida, de bullicio, de bicicletas, triciclos, carromatos…, de gente que se ganaba la vida como buenamente podía.
Ahora, algunas veces paseo por esas zonas, pero ya no me cruzo con prácticamente nadie. Son callejones sin vida. Algunos remodelados, sí, pero sin vida. Así que deambular por esos lugares se torna incómodo. Da casi miedo ir andando por ellos. De noche, me imagino, darán un canguelo de la leche. Pero no importa, volveré cada vez que pueda a recorrer esas callejuelas que, de vez en cuando, te ofrecen una agradable sorpresa.
La última vez que anduve por esos callejones, pude ver a una pareja que, muy juntitos caminaban muy por delante de mí. Parecía que llevábamos el mismo camino cuando se pararon el medio del callejón y se besaron. Bueno, ya sé que no es una excepcionalidad lo que digo, pero me llamó la atención la forma en que lo hicieron. Fue un beso sincero. Si me apuran hasta bonito (supongo que a esto contribuyó que ya no eran ningunos niños los besantes). Les importó un huevo que yo estuviese caminando en su dirección. Después del beso ella apoyó su cara sobre su hombre (supongo que sería su hombre), y él me pareció que le olía el pelo. Algo así como respirarla. Al adelantarlos y perderlos de vista pensé: Aquí tendrían que haber estado el Alcalde o la Alcaldesa de turno con sus concejales. 
Pero no para hacerse una foto. Sino para darles las gracias a esa pareja por darle vida a un callejón solitario.

viernes, 11 de septiembre de 2015

PERDÓNAME (Letra de canción)



 Se acabó,
            Ya no llego a más,
                        Entre tú y yo, ya no hay nada de qué hablar.

Por favor,
            No lo alargues más,
                        Lo bueno si es breve, bueno mucho más.


Quiero que seas feliz,
            Y no quiero que sufras, por mí.

Creo que es lo mejor,
            Que puedo hacer por ti.


Ya lo ves,
            Es muy duro así,
                        El tiempo no pasa, para ti ni para mí.

Ayer,
            Siempre fue mejor,
                        Eso es lo que dicen, yo creo que no.

Volverás,
            A ser feliz,
                        Con las cosas que antes te hacían sonreír

Ya verás,
            Como ocurre así,
                        Lo nuestro fue un sueño, que no llegó a vivir

Perdóname,
            Si te hago sufrir,

                        Digo lo que siento, y lo siento por ti.

Perdóname...

PIEL DE FUEGO (Letra de canción)



 Noches vacías,
          Mucho que pensar,
                     Cartas sin nombre, que aún mienten sin parar.

Solo el recuerdo,
          Ya te jode mucho más,
                    Pero ya sabes, hay quien habla por hablar.


            Luz de luna.
                        Piel de fuego.
                                   Amor, para entregar.
                                               Sábanas blancas donde amar.

            Cuerpos juntos.
                        Piel mojada.
                                   Libros que ordenar.
                                               Cama desecha que arreglar.

Y ahora ya sabes,
            Que no debes confiar,
                                    En quien confunde, su deseo con amar.

No te avergüences,
            Por haber querido así,
                                   El que más pone, suele ser quien pierde más.

Luz de luna.
                        Piel de fuego.
                                   Amor, para entregar.
                                               Sábanas blancas donde amar.

            Cuerpos juntos.
                        Piel mojada.
                                   Libros que ordenar.
                                               Cama desecha que arreglar.




                                                                       Luis Navajas

LA REPORTERA QUE METIÓ LA PATA

 
Lo siento, no podía quedarme callado ante la canallada que he visto cometer a la reportera de la televisión Húngara, Petra Laszlo; más conocida como “Petra la zancadilleadora”. A la tal Petra la han pillado con la pata en alto. Pero no crean que iba a mear o algo así. No. Ella zancadilleaba a niñ@s o personas que l@s llevaban en sus brazos, para que cayeran al suelo y así  tener unas imágenes más impactantes de los refugiados sirios que corrían buscando una oportunidad en tierras extrañas. Ya saben, la noticia con sangre entra. Qué pena.
 De todas formas, la metedura de pata de Petra Laslo, va a quedar como una anécdota ante la marea solidaria que se está dando en Europa en estos momentos. Hay muchas Petras esperando en los andenes de Alemania, Austria, Hungría, España…, no  para poner trampas a los refugiados. Estas están ahí para ofrecer alimento, alojamiento y ropa a los recién llegados. Gente que ha pedido permiso en su trabajo para irse a esperar a estos desplazados de una guerra, como todas, injusta e inhumana. Quizá a alguna Petra, en otro lugar, le ha tocado curar las heridas que hubiese podido ocasionar esta Petra Laszlo de los cojones. Siempre habrá quien está dispuesto a derribar a otras personas, pero también habrá quien estará ahí para tenderle una mano, sin que esto signifique que hay equilibrio. Ninguna maldad cometida por un desequilibrado tendrá contrapartida que la compense.
            También he leído que la que realmente ha salido zancadilleada ha sido la propia reportera. La han despedido. Vaya papelón el de la carta de despedida: “Le comunicamos su cese inmediato, por haber metido la pata”. Sin más.
Pues sí, se lo tiene merecido. Si no hay por allí alguna cadena de estas que les gusta contratar a la especie carroñera, la tal Laszlo, tendrá que ponerse en la cola de las oficinas de empleo para poder sobrevivir. No me gustaría encontrármela en esa cola. Sabiendo que, para obtener unas imágenes, ha sido capaz de tirar al suelo a personas desvalidas; qué no será capaz para pillar un currelo. Miedo me da.
Veo las imágenes una y otra vez. Trato de ver en esa mujer -entre tanta maldad de la que hace gala-, una acción de solidaridad, compasión, empatía…, pero no hay nada de eso.
Sí me llama la atención su vestimenta; va completamente (pantalón y camisa), de ropa vaquera. Como si se hubiese preparado ese día para conducir ganado al que otros desalmados también tratan a patadas. Toda una premonición.
Supongo que fue vestida así porque ese día el uniforme nazi lo tenía en la tintorería.

viernes, 4 de septiembre de 2015

LA RESPUESTA




Me hace gracia esta preguntita que, siempre que entramos en nuestro muro de Facebook, nos hace la paginita: “¿Qué estás pensando?”
 Normalmente la miro y le digo: A ti qué coño te importa. Pero a veces la tentación es fuerte y uno escribe cualquier chorrada. Pues bien, un día acepté el reto y puse lo que estaba pensando. Escribí: Pues ya que me preguntas (Facebook), que qué pienso, te diré que estaba pensando en lo considerad@s, atent@s, educad@s, solidari@s, simpátic@s, sensibles, empátic@s..., que somos en este medio social, pero, en nuestras relaciones personales somos así? No lo sé, que cada uno se conteste. Pero es una pena tener mucho tiempo para estar enganchado a la red y no para tomar ese en café. En compañía”.
Según los datos de “audiencia” esta reflexión tuvo 15 personas que le gustó el comentario. Cuatro personas se tomaron el trabajo de escribir algo, dos de ellas me emplazaron para tomar café (que aún está pendiente), otra que era muy bueno el comentario y otra… bueno la otra no me mandó a la mierda, supongo que por consideración (pero es muy educada ella, eh?).
Pero sí que me dio sus razones, sus muy buenas razones, para defender lo que ella consideró que era lo contrario que yo había dicho. Pero no se crean que despachó el asunto con unas líneas (que le agradecí), en el Facebook, no; lanzó un reto al final: “Un día escribiré sobre ello”. Y lo hizo. Además en un buen artículo que publicó en su blog y muro, creo recordar. Lo tituló: “Facebook una ventana al mundo”.
En esencia ella defiende las bondades de Facebook y la utilidad del mismo. Por supuesto, también es consciente de los usos malvados (ella dijo que entre los motivos para estar en la red social, también está el que “algunos entran por motivos menos honorables”, nótese que dijo: algunos. Ya saben a los tíos se les pilla rápido).
Pero ya les decía que la respuesta fue para intentar rebatir lo que yo dije. El caso es que yo no dije lo contrario que ella adujo. Ahí es donde se equivocó. Estoy totalmente de acuerdo con su argumento: Facebook, como cualquier red social, siempre va a ser beneficiosa si no pervertimos su uso. Pero tenemos que enseñarnos a usarla. No digo cómo usar la página y sus posibilidades. Digo enseñarnos a que no debemos dar una imagen distinta a como somos. No tod@s entendemos de literatura, música, física, medicina, psicología, arte, diseño, informática… Igual que no somos tod@s alt@s, rubi@s, licenciad@s, moren@s de ojos verdes…
A eso me refería yo con mi reflexión ¿Realmente somos en la realidad como nos presentamos a través de la red? Y añadí que no lo sabía.
El reto para mi amiga la escritora, fue cuando dije que: es una pena tener mucho tiempo para estar enganchado a la red y no para tomar ese en café. En compañía”. Y lo mantengo. Hay quien emplea tanto tiempo en estar sentado frente al ordenador que se pierde las bondades de las relaciones sociales directas.
Venga, levántate (levantémonos) y vamos a tomar café (solo o descafeinado) y mostremos nuestra sonrisa en directo. Así veremos que, afortunadamente, la mayoría de la gente que nos relacionamos por la red, sí somos como decimos que somos, o mejores aún.
Yo por lo menos, qué coño!

                       


                                                                                                          Luis Navajas

miércoles, 2 de septiembre de 2015

¿ME CONCEDES ESTE BAILE?



Venga, sé sincero, sé sincera. ¿Cuánto hace que no has bailado en compañía? Pues no sabes lo que te pierdes. Si por el contrario es algo que haces con relativa asiduidad; felicidades. Yo suelo hacerlo con menos frecuencia de lo que me pide el cuerpo.
Pero vayamos por partes. No me refiero a bailar en una discoteca, sala de baile, bodas, etcétera. Mi pregunta es: ¿Bailas cuándo oyes esa melodía que te anima a ello? No me digas que no te entran ganas de moverte en las situaciones más cotidianas (parado en el semáforo, viendo la tele, en el bar de la esquina…). ¿Lo has hecho alguna vez? Yo -ya te digo-, algunas veces sí, y te aseguro que se queda uno/a como perro al que le quitan pulgas. He bailado -y pienso seguir haciéndolo-, en aparcamientos, semáforos, salón de mi casa, terrazas (públicas y privadas), cocina… Además, ver la cara con la que te mira la gente de tu alrededor, no tiene precio. Bailar por impulso no es lo mismo que hacerlo para exhibirse, para demostrar lo que se ha aprendido en la academia, o para cualquier otro tipo de cuestiones estéticas. Bailar es compartir. Hay quien dice que la música es el único arte que nos acompaña en el tiempo y que transcurre a la vez que va pasando nuestra vida. Eso dicen, y yo estoy totalmente de acuerdo.
Claro que en todo esto hay que contar con el factor del miedo al ridículo. Una gilipollez que, más o menos, todos tenemos cual espada de Damocles. Pero si eres de los que puedes dominar esa sensación tan incómoda, disfrutaras un montón y descubrirás cosas. Pequeñas cosas: una mirada que creías pasada, unas expresiones que el tiempo y el hastío habían borrado, unos deseos que se niegan a rendirse a los años… Por favor, no te pierdas más esos momentos en los que la música te susurra que la acompañes. Además, para facilitarte la cosa, te diré (aquí mi teoría), que, si realmente te da corte hacerlo, no hace falta que te pongas a dar brincos en medio de la calle o de la oficina solo. No. Si no tienes al lado a esa persona con la que te gustaría compartir ese momento mágico, puedes bailar con ella/él a través de las palabras, llámala o escríbele. “Cuéntale” la canción que te ha incitado a cometer esa pequeña y maravillosa locura, y que la quieres compartir con ella/él. Explícale lo que estás sintiendo en ese preciso instante. Si estas confidencias se producen en ambos sentidos; estaréis bailando. Además, oír música junto a alguien que amas es como bailar con ella. Así que ya no tienes excusa.
¿Me concedes este baile?
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Luis Navajas