Me hace gracia esta
preguntita que, siempre que entramos en nuestro muro de Facebook, nos hace la
paginita: “¿Qué estás pensando?”
Normalmente la miro y le digo: A ti qué coño
te importa. Pero a veces la tentación es fuerte y uno escribe cualquier
chorrada. Pues bien, un día acepté el reto y puse lo que estaba pensando. Escribí:
“Pues ya que me preguntas (Facebook), que qué pienso, te diré que estaba
pensando en lo considerad@s, atent@s, educad@s, solidari@s, simpátic@s,
sensibles, empátic@s..., que somos en este medio social, pero, en nuestras
relaciones personales somos así? No lo sé, que cada uno se conteste. Pero es
una pena tener mucho tiempo para estar enganchado a la red y no para tomar ese
en café. En compañía”.
Según los datos de “audiencia” esta reflexión tuvo 15 personas que le
gustó el comentario. Cuatro personas se tomaron el trabajo de escribir algo, dos
de ellas me emplazaron para tomar café (que aún está pendiente), otra que era
muy bueno el comentario y otra… bueno la otra no me mandó a la mierda, supongo
que por consideración (pero es muy educada ella, eh?).
Pero sí que me dio sus razones, sus muy buenas razones, para defender lo
que ella consideró que era lo contrario que yo había dicho. Pero no se crean
que despachó el asunto con unas líneas (que le agradecí), en el Facebook, no;
lanzó un reto al final: “Un día escribiré sobre ello”. Y lo hizo. Además en un
buen artículo que publicó en su blog y muro, creo recordar. Lo tituló: “Facebook
una ventana al mundo”.
En esencia ella defiende las bondades de Facebook y la utilidad del
mismo. Por supuesto, también es consciente de los usos malvados (ella dijo que
entre los motivos para estar en la red social, también está el que “algunos
entran por motivos menos honorables”, nótese que dijo: algunos. Ya saben a los
tíos se les pilla rápido).
Pero ya les decía que la respuesta fue para intentar rebatir lo que yo
dije. El caso es que yo no dije lo contrario que ella adujo. Ahí es donde se
equivocó. Estoy totalmente de acuerdo con su argumento: Facebook, como
cualquier red social, siempre va a ser beneficiosa si no pervertimos su uso.
Pero tenemos que enseñarnos a usarla. No digo cómo usar la página y sus
posibilidades. Digo enseñarnos a que no debemos dar una imagen distinta a como
somos. No tod@s entendemos de literatura, música, física, medicina, psicología,
arte, diseño, informática… Igual que no somos tod@s alt@s, rubi@s, licenciad@s,
moren@s de ojos verdes…
A eso me refería yo con mi reflexión ¿Realmente somos en la realidad
como nos presentamos a través de la red? Y añadí que no lo sabía.
El reto para mi amiga la escritora, fue cuando dije que: es una pena tener mucho tiempo para estar enganchado
a la red y no para tomar ese en café. En compañía”. Y lo mantengo.
Hay quien emplea tanto tiempo en estar sentado frente al ordenador que se
pierde las bondades de las relaciones sociales directas.
Venga, levántate (levantémonos) y vamos a tomar café (solo o
descafeinado) y mostremos nuestra sonrisa en directo. Así veremos que,
afortunadamente, la mayoría de la gente que nos relacionamos por la red, sí
somos como decimos que somos, o mejores aún.
Yo por lo menos, qué coño!
Luis
Navajas
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