viernes, 16 de marzo de 2012

LA INCOMPETENCIA DE LOS COMPETENTES

Haga memoria. Seguro que en alguna ocasión se ha encontrado con el siguiente escenario: Una gestión inexistente o muy mala en su ámbito vecinal o laboral que, previa comunicación al correspondiente departamento, al final fue usted quien tuvo que intervenir. Además, sin que le significase un enorme esfuerzo. Digamos que era una situación fácil de solucionar. Sólo había que ponerse manos a ello. Y usted cometió la osadía de hacerlo.
Claro que sí, recuerde. Es como cuando su vecino se encaró con usted diciéndole que su perro (el de él), hacía sus necesidades en la acera, en tanto en cuanto, el municipio, no le instalara un pipi-cam a la puerta de su casa. ¿No se acuerda de que le dijo que, bueno, pero que mientras le instalaban el pipi-cam, la comisaría, el centro de salud, el instituto, el colegio, la Universidad, el polideportivo, la parada del metro, la del autobús, el cortinglé y hasta el carrefú; junto a su portal  -tal y como había solicitado-, llevara una bolsita y recogiese lo que su perrito dejaba en la vía pública? Este ciudadano había condicionado su obligación cívica, a que los competentes para ofrecerles lo que pedía, hicieran su trabajo. Que, dicho sea de paso, no era el hacerle creer que todo lo que se pedía se lo iban a poner al alcance de la mano; sino decirle que eso era una barbaridad y que, para empezar, recogiese lo que su perro ensuciaba. Y luego, ya veríamos.
 En fin, todo esto para decirles que el sujeto del chucho se sentía legitimado a dejarnos el regalito en la acera, ya que la incompetencia del municipio y sus regidores (que son los competentes para ofrecer las soluciones), no propició que este individuo tuviese las cosas claras respecto de sus obligaciones. Se veía fortalecido por la incompetencia de los competentes. Un lio.
Y si no que se lo digan a mi amigo Manolo, que después de 30 años en la empresa, ahora se ve en la puta calle y haciendo currelos esporádicos a sus casi 60 tacos. Manolo llegó el otro día a una empresa de venta al público, para realizar labores de limpieza, con un contrato de 2 semanas y lo primero que se encontró fue un contenedor medio lleno de residuos tóxicos y peligrosos, ubicado en zona de paso de personas. Pero por mucho que preguntaba a los responsables, ni dios le dio la solución, pero sí le decían que la retirada estaba pendiente de la firma -por lo visto desde hacía mucho tiempo-, de no sé qué.
 Mi amigo buscó ayuda y depositó el material tóxico en un contenedor municipal al efecto -que estaba en la calle, a pocos metros del comercio y hasta la bola de residuos-. Luego tuvo la osadía de, telefoneando al área municipal pertinente, solicitar un contenedor de esos, más cerca de la empresa en la que estaría trabajando los próximos 15 días. Pero no para él; para que se quedase allí que, visto lo visto, haría falta. Y ahí quedó la gestión de Manolo. Chapeau.
Un par de semanas más tarde, cuando fue a recoger el finiquito, me cuenta que le dijeron respecto de su gestión medio ambiental: “Bueno a pesar de que hiciste aquello con los residuos tóxicos, lo dejamos así; pero, para otra vez, te recuerdo que la competencia en esta materia es nuestra”.
Pero eso ya lo sabía. La competencia -estaba claro-, era de los incompetentes. Así que Manolo, con la media sonrisa que a sus años las gilipolleces le dibujan en su cara, y echando un guiño al recipiente vacío, se volvió a la cola del paro.

jueves, 15 de marzo de 2012

C,D,E… (Breviculo 1)

        
Antecedentes: Hubo una Delegada Municipal (cargo con rango de concejal, pero sin tener que pasar el fielato de unas elecciones. Es decir, nombrada a dedo), en el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Málaga, que se solicitaba y concedía, ella misma -toma ya.-, subvenciones, para asuntos más o menos festivos-equinos- rocieros. Aquí nació el primer brevículo.
La concejala digitalizada del Alcalde, hasta el momento, no ha dicho ni pío. Se conoce que tanta subvención, sufragada por los contribuyentes, terminaban en fiesta, y por lo que se ha formado, también cante. Y, ya saben, eso de los saraos deja la garganta fatal.  
            Realmente no sabemos si no quiere hablar, no ha querido explicar, o no ha tenido espacio para ello. El Alcalde ha dicho tantas cosas -aunque nada a la altura de lo que se le supone-, que igual la Delegada no ha tenido un hueco ni para decir: Arre caballito.
            Le guste o no, a la Sra. Delegada la han pillado haciendo algo que no debe hacer un cargo público: solicitarse, validarse y concederse unas pesetillas para su asociación. Y eso, no es concurrencia competitiva. Ni es compatible, ni es moral; se ponga al Alcalde como se ponga.
            La careta de éste se está cayendo. Tenía fama de buen gestor, cuando en realidad sólo es un buen confrontador y encantador de serpientes. Sólo hay que mirar los barrios para comprobar que en Málaga hacen falta más proyectos de ciudad y menos fiestas privadas pagadas con dinero público. Este Gobierno Municipal ya ha perdido a un Concejal y pronto lo hará una Delegada.
            Vamos por orden alfabético. Lo próximo en caer será, porque así lo decidirán los malagueños/as, el Equipo de Gobierno.

BREVICULOS

Pues miren por donde, yo pensaba que la palabra brevículo, como tal, no existía; pero resulta que sí. Al menos en su singular. “breviculo quidem tempore refectos ociter reducunt.”. Dijo, Lucio Apuleyo, en La Metamorfosis o El Asno de Oro. Pero no, no van por ahí los tiros. Como dice un amigo mío: Luis el Latín, tampoco es lo tuyo.
Yo me refiero a que creí haberme inventado un palabro que fuese significativo de lo que pretendía hacer. Y esto era, un artículo breve. Ya sabe, por aquello de la falta de tiempo, de que hay que currar y que para escribir, siempre hay que buscar el momento adecuado. Al menos los malos escritores como yo. Así que: Brevículo.
Como todo lo que suelo hacer, lo inicié con mucha ilusión, pero luego… Qué les voy a contar a ustedes de esto que ya no sepan, eh?
El caso es que, una de mi única seguidora en este blogs, me dio ayer un tirón de orejas por no actualizarlo más a menudo. Y yo, todo sonrojado le hablé de aquella opción del brevículo. Que, al menos en teoría, tendría más tiempo para redactarlo que un artículo algo más largo.
Así que, aquí lo dejo. Intentaré ponerme al día entre artículos y breviculos.
            Se admiten apuestas.