viernes, 28 de octubre de 2011

EL PGOU, LOS DISTRITOS y LOS REYES MAGOS

            Recuerdo haber leído un artículo en el que su autor Dixon Moya, diplomático colombiano con inquietudes literarias, proponía, con bastante sostén, que el extinto S. XX, fuese recordado como el Siglo de las Siglas. Fundamentaba su propuesta en que ya tuvimos un Siglo de las Luces, dado que se emergía de épocas de oscuridad e ignorancia hacia una nueva etapa iluminada por la razón, la ciencia y el respeto a la humanidad, y un Siglo de Oro de la Literatura Española (que en realidad fueron dos el XVI y el XVII), por el enorme prestigio alcanzado por las Artes y las Letras españolas. Por tanto, la propuesta de denominación para el S. XX, como Siglo de las Siglas no parece fuera de lugar, puesto que durante este período se ha producido más información que la acumulada en todas las épocas de la humanidad. De ahí la necesidad de simplificar, de abreviar los nombres y mensajes.
            Reconozcamos que, casi sin darnos cuenta, convivimos con todo tipo de abreviaturas que entendemos perfectamente en gran parte de los casos. Por hacer referencia a algunas de ellas que nos quedan muy cercanas, podemos referirnos a EMASA,  la EMT,  a LIMASA, al PGOU, a PARCEMASA, etcétera. Desde luego es un sistema genial para retener información. Primero se da cumplida explicación sobre lo que significan, y, a partir de ahí, la reconocemos por sus siglas.
            En estos días muchos ciudadanos y ciudadanas de Málaga han asistido a convocatorias en sus Distritos atraídos por un acrónimo: El PGOU. Se han convocado, de forma ordinaria, o extraordinaria, a los vecinos y colectivos para informar sobre el PGOU. Textualmente unos de los puntos del día, o el punto único de las convocatorias, venía a decir -distrito arriba, distrito abajo-, lo siguiente: “Información sobre el PGOU (Plan General de Ordenación Urbana)”. Lo de la aclaración sobre lo que significan las iniciales del Plan no está mal. De no haberla hecho alguien podría pensar que la cita municipal era para que le explicaran sobre el “Porqué Generalmente se Olvidan de Usted” (PGOU). Pero no, no era para eso, y con la explicación no cabía duda. Según el anuncio se iba a informar sobre la ordenación urbana. Y aquí es dónde me gustaría hacer algunas consideraciones.
Por favor, hay que ser más serios. No se puede citar al vecindario para decirles que van a ser informados de algo, y luego resulta que lo que pretendían era oír las propuestas vecinales. En qué quedamos. ¿Somos los ciudadanos los que debemos ser informados, o pasamos a ser los informadores?
            El concejal de Participación Ciudadana del Equipo de Gobierno de nuestro Ayuntamiento, o lo que es lo mismo; el Sr. Alcalde, sigue sin entender qué significa la aportación vecinal. No creo que su grado de desconocimiento sobre el funcionamiento de los Distritos, llegue a tales extremos que no sepa que en ellos existen comisiones de trabajo. Entre ellas, claro, la de Urbanismo. En esos foros es donde los vecinos y vecinas expresan qué modelo de barrio quieren y cuáles son sus carencias. Lo van haciendo sistemáticamente en cada legislatura. Por eso hay que convocarlas mensualmente, tal y como establece el actual Reglamento de Participación Ciudadana. Cuestión que, por cierto, no se realiza en prácticamente ninguno de ellos. Si se hubiesen hecho los deberes en nuestros barrios, ahora no tendría que ir haciendo ese paripé de recogida de información de los colectivos y personas para elaborar un PGOU.
Nuestro Alcalde nos ha enviado a tres personas para que tomaran nota (sobre un papel; nada de planos, ojo), de lo que cada vecino o colectivo deseaba para su barrio. O mejor dicho, tomaron nota de lo que sobre la marcha estos recordaban haber manifestado en comisiones anteriores. Con todos mis respetos para los enviados, pero el Alcalde los ha convertido en los Reyes Magos del PGOU. Ni ellos ni nosotros merecíamos esto.
            Es fundamental contar con las aportaciones vecinales. Pero hay que hacerlo con todas sus consecuencias. Se les debe convocar de forma que no haya duda del por qué, y para qué. Con todo, y a pesar de que la convocatoria no daba a entender que tendrían que ser los vecinos quienes tenían que informar, hubo algunas intervenciones. La mayoría de ellas insistiendo sobre viejas reivindicaciones. Lógico. Los silencios, cuando no las protestas, dieron la medida del grado de sorpresa que se vivió en los distritos ante el cambio de papeles de última hora.
            A los ciudadanos nos preocupa, por supuesto, hacia qué tipo de ciudad apuntamos, la movilidad sostenible, la calidad de vida, la ciudad educadora, la integración racial, los espacios de ocio y deportivos, etc. Pero, cómo opinar sobre algo que no se conoce un mínimo avance. Cómo reivindicar zonas verdes o deportivas sin saber si existe suelo disponible para ello. Ya sabemos que se tiene que abrir un plazo de alegaciones una vez elaborado el nuevo PGOU. No es esa la cuestión. Con la convocatoria por Distritos sobre el Plan General de Ordenación Urbana, se ha pretendido dar marchamo de participación ciudadana a una simple y torpe convocatoria que ilusionó en su anuncio, pero decepcionó en su desarrollo.
            Dónde dice usted que quiere el jardín. No se preocupe los técnicos ya han tomado nota.
Los vecinos también.

martes, 25 de octubre de 2011

VEINTICINCO DE OCTUBRE, FUN, FUN, FUN.


            Esto es la leche. La mayoría de nosotros protestando de lo pronto que pasa el tiempo y los comercios intentando que éste lo haga aún más rápido. Están empeñados en que vivamos, por lo menos, dos meses por delante del día que nos toca. Pero una cosa es prever el futuro, y otra muy distinta, que no nos dejen vivir el presente, que, créanme, tiene mucho que ofrecernos.
Es cierto que, a nivel coloquial, pasamos de comernos las uvas a ponernos el disfraz, con la misma rapidez con la que nos quitamos el traje de nazareno y nos ponemos el bañador. Es decir, que según hablamos se diría que la Navidad, los carnavales, la Semana Santa y el verano, quedan en el mismo semestre. Además, usted igual que yo, ha dicho más de una vez eso de: Los niños ya mismo en el colegio, y la Navidad la tenemos encima. Todo en pleno mes de julio. Sabemos que el ritmo de vida que llevamos ahora es tan acelerado, que hay personas que salen de su trabajo a las tres de la tarde, y a las dos ya están comiendo a su casa. Pero de esto, a que los años duren seis meses, va un trecho.
Sin embargo, lo que ocurre con la Navidad es como para nota. Las técnicas de marketing, muy utilizadas por las grandes superficies comerciales tipo Eliper o Elcortinglé, nos están volviendo majaras. Nos empujan tanto que, si por ejemplo, a primeros de noviembre, o incluso antes, vas a comprar, qué te digo yo; una docena de huevos o una rebequita para el fresquito; el primer palo te lo llevas con la decoración. Es posible que aún queden algunos carteles de la vuelta al cole, o de alguna oferta de bañadores, a los que le han colgado las bolitas y espumillones. Total, ya que has ido a comprar y metidos en ambiente, lo más probable es que termines echando al carrito: un kilo de roscos de vino, kilo y medio de mantecados, una caja de mazapán, y si pillas una buena oferta; un jamón. Y así con setecientas mil cosas más que, cuando llegue Navidad, están más que digeridas. De este modo sobre el día 20 de noviembre -que es una fecha para recordar con agrado-, ya no te queda nada y tienes que repetir la compra, que por supuesto, nos volveremos a comer antes de tiempo. Por tanto, el día de la paga extra, si es que la logramos cobrar a tiempo algún año, podremos realizar la típica compra navideña que, si nadie lo remedia, te la tienes que comer tú porque tu gente lo que quiere a esas alturas es mangas cortas y helados.
            Ya les digo. Están los comercios tan obsesionados en que consumamos, que ya no existen en el calendario ni domingos, ni fiestas de guardar. Llegan hasta tal punto en su agresividad que se pasan por el forro los ciclos naturales y las matemáticas. Si no miren. En mi época, ocho días, eran eso mismo. Es decir, un día, más otro, más otro…, así hasta ocho. Pero ahora, y según para qué cosas, los ocho días pueden llegar, fácil, hasta los quince. Incluso hay veces que nos hacen creer que hemos pagado dos artículos y nos han dejado llevar tres.
            Hay que joderse.

miércoles, 19 de octubre de 2011

QUE MÁS ME DA

            Venga. Reconózcalo. Todos hemos aprendido algunas cosillas de las pelis. Por ejemplo: Cómo se compraba el silencio de alguien. ¿Recuerdan? Todo era cuestión de meterse la mano en la cartera, sacar un billete y dejarlo, como el que no quiere la cosa, en el bolsillo superior de la chaqueta del tal. Eso era mano de Gángster. Aunque los tiempos cambian y me temo que la cosa ya no es lo mismo. Primero, porque la gente se cotiza cada día más, y en el bolsillo cabe poca pasta, y segundo, porque todo puede ser un anzuelo. Quién te garantiza que el que intentas comprar no lleva una cámara de vídeo oculta  en un pelo del flequillo y te pillan por la jeró.
 No, lo de la pasta que se desliza de una mano a otra ya no funciona. Ahora los golfos son más sutiles, más fríos, más retorcidos. En definitiva, más golfos. Para evitar tener problemas con los sinvergüenzas que los puedan denunciar por lo mismo, se dedican a  investigar la vida íntima de sus potenciales denunciantes. Y todo, sobre aspectos tan irrelevantes como si a los hombres en vez de calcetines les gusta llevar medias. Tangas negros en lugar de calzoncillos blancos. Si son  homo, hetero, o bisexuales. Y  así, una vez investigado todo el personal, creerán  haber  guardado muy bien sus espaldas. Así, con ésa información, -que como convendrán conmigo, es de vital importancia para el resto de la ciudadanía-, campearan a su aire. Y desde la seguridad que creen les otorga el chantaje, se podrán dedicar, por ejemplo, a financiar con dinero público a entidades privadas, a especular en bolsa disponiendo de información privilegiada, etc. En definitiva, creerán disponer de una especie de patente de corso que les librará de cualquier fechoría que puedan hacer. En la seguridad de que  si alguien osara  denunciarlos por minucias de este tipo, lo dejarían, literalmente, con el culo al aire.
Lo malo para todo este tipo de personajillos, es que todavía, y va en aumento, son muchos a los que les importa un pepino lo que cada cual haga en su vida privada o se pongan en su cuerpo serrano. 
Pretender que no se denuncien actos delictivos cuando se disponen de pruebas suficientes, bajo amenazas de difundir las preferencias de cualquier tipo de cada cual,  además de ser de mal gusto, es una gilipollez
Aquellos que se sientan atacados, injuriados o perseguidos, que se vayan al  Juzgado de Guardia. Todo lo que no sea eso, huele a podrido y es confundir la velocidad con el tocino.
 Desde luego, si algún día -Dios, o quien sea no lo quiera-, me tienen que operar a corazón abierto, qué más me da que el cirujano, además de bigote, lleve debajo de su bata un “Guonderbrá” o una camiseta “Naik”.
Lo que no quiero que lleve, es tembleque.

martes, 18 de octubre de 2011

A LA TERCERA… LA VENCIDA

               Ya me quedé con las ganas de escribir sobre un grupo musical que en una de sus canciones decían algo así como: “matarile al maricón”. Del nombre de ese grupo no tengo ni idea. Ni falta que me hace. Luego me enteré que una folclórica le pegó una bronca de mil pares de vatios a un espectador, porque éste la estaba grabando en vídeo. Pero mientras actuaba. No crea que era en el water closet. Además la regañina no fue a toro pasado, que va, fue en vivo y en directo. Hay que joderse. Imagínense que asistimos a  un  concierto y el artista se dirige a nosotros -y de paso para que lo oigan los mil doscientos asistentes más-, diciéndonos: “Oye tú... Sí tú, el gordito. Deja la cámara en la silla, y dame la cinta  que aquí no está permitido grabar”. Vamos, vamos, eso me pasa a mí y soy capaz de morirme, o de volverme loco gritando que, por fin, me pude sacar la cámara que se me había metido en el ojo. No sé.
            Pues bien, esas dos ocasiones las dejé pasar, más que nada porque ni el grupo, ni la folclórica se merecían que me tirara un rato escribiendo sobre ellos. Así que, no sin cierto sentimiento de culpabilidad, logré olvidarme del asunto. Pero hete aquí que, el otro día abro el periódico y me encuentro con la siguiente noticia: “Un grupo musical reclama en un concierto que maten a militantes del PP”. Lo que faltaba. Miren ustedes, de eso ni mijita. Vamos ni del PP, ni del PSOE, ni de IU... Ni de ninguna parte, condición, ideología, raza, sexo, o cualesquiera que sean las diferencias, que tan iguales nos hacen cuando nos vamos con los pies por delante.
Como comprenderán, dejar pasar una oportunidad, vale. Dos, ya se hace un pelín duro. Pero la tercera sería, poco más o menos, que convertirse en cómplice. Y por ahí no arde el puro.
Hay quien confunde la velocidad con el tocino con una facilidad pasmosa. Cuando se sube a un escenario, no es para aprovecharse de la situación micrófono en mano. Hay que tener muy claro  porqué y para qué se está sobre el entarimado. Les aseguro que las actuaciones musicales no están para ridiculizar al público, ni incitar a la violencia. Lo que ocurre, y esto ya no es tan conocido, es que actuar en directo y llegar al respetable, es muy difícil. Hay que tener una preparación especial para aguantar toda la presión que la gente te mete en el cuerpo, y saber mantenerse inalterable ante problemas que, fácilmente, se pueden presentar durante una actuación: pitidos de micrófonos, acoples de instrumentos, cambios de ecualización, afonía, instrumentos que se desafinan, cansancio, etc. Por lo visto, a algunos no les importa utilizar cualquier estrategia con tal de alcanzar o mantener un poquito de fama. Para el primero de los casos no es impedimento utilizar el recurso de letras de canciones con contenido violento,  actuar con los pechos fuera, o con el culo al aire si hace falta. En el segundo, llegan a endiosarse de tal forma que son incapaces de sacar adelante un concierto que se les ponga cuesta arriba, y claro, la solución es: culpar al señor de la tercera fila.
En fin, qué les voy a contar a ustedes que no hayan visto u oído ya. Afortunadamente la música pasa de este tipo de gente y tiene otras finalidades. A través de ella podemos mejorar en muchos aspectos, y con ella podremos disfrutar de momentos muy intensos. Es innegable el poder que ejerce la música sobre nosotros, así que, hay que ponerles difícil la cosa a aquellos que quieren utilizar el escenario de la plaza del pueblo para hacer sus reivindicaciones particulares. A esos escenarios se va ha realizar un trabajo, a veces ingrato y siempre poco valorado, pero desde luego con la intención de que la gente disfrute. 
Les decía al principio que no tengo ni idea del nombre del grupo que berreaba eso  de “matarile...”. Del nombre de la folclórica sí me acuerdo pero, se “mantoja” irrelevante mencionarlo. Sin embargo, no me resisto a desvelar el de esos que propugnan violencia desde el escenario. Se hacen llamar, Los Tarugos.
Nunca la elección de un nombre fue tan acertada.

sábado, 15 de octubre de 2011

UN PAR, COMO BOTÓN DE MUESTRA

            Si ustedes me lo permiten les voy a hablar, entre otras cosas, de un par de profesionales de la hostelería que son la leche. No me extrañaría nada que la frase esa del turismo y la sonrisa, la hubiese propuesto un burócrata después de ver trabajar a estos dos artistas. Ellos llevan practicando eso mismo hace un montón de años, y no precisamente desde una mesa en la oficina, sino en el interior de la barra de un bar, que es donde hay que poner en práctica asuntos de este tipo. Bueno, desde la barra del bar, y desde la recepción del hotel, y desde el taxi, y desde el restaurante, y desde los comercios, y desde la calle, y desde...  En fin, a éstos no les hace falta que les digan qué tienen que ofrecer al turismo. Están doctorados en ello. Llevan casi veinticinco años trabajando codo con codo por mantener sus puestos de trabajo y por perfeccionarse cada día más. Se conocieron gracias al destino y a la barra del bar. Se llaman Juan y Miguel, y para que se vayan situando, les diré que uno es payo y el otro no. Es decir, que uno es gitano y el otro no. De no ser por esta circunstancia, que no diferencia, pensaríamos que son hermanos. No es que se parezcan físicamente, al contrario, pero esa forma de picarse que tienen nos podría confundir. Uno va de responsable, y lo es. El otro delega su responsabilidad. Uno tiene  la seriedad justa para mantener el tipo, a pesar de que se ríe hasta de Janeiro. Al otro, las circunstancias lo han hecho un poco más serio, pero tampoco se crean que es un palo seco, en el fondo es un cachondo mental. En definitiva, si uno es de una forma, el otro es lo contrario. Sólo coinciden en un aspecto: son muy buena gente. Pero no crean que en el trabajo cada uno hace la guerra por su cuenta, esa combinación atípica es la que permite que funcionen a las mil maravillas, y créanme, hay veces que tienen que tragar carretas y carretones para aguantar al cliente. A algunos de éstos, a pocos, además de una sonrisa, habría que darles lecciones de educación, aunque eso podría ser objeto de otro artículo.
De momento les hablaba de Miguel y Juan. Cuando se les ve trabajar, uno entiende muchas cosas. Por ejemplo; se entiende que muchos clientes repitan establecimiento año tras año. Se entiende la naturalidad del trato con el cliente. Se entienden las risas, las bromas, etc.  
Quizás estén pensando que el hecho de conocer a dos personas que trabajan en la industria de la hostelería no justifica un artículo en prensa. Si es así me explicaré: Conozco a mucha más gente que se gana el pan con esto de la hostelería; Pedro, Gaby, Lourdes, José, Paco... y cuando me refiero a Juan y Miguel, también quiero simbolizar en esos dos nombres a todo un colectivo de miles de personal que, al igual que ellos, aportan su grano de arena para que esta industria, fundamental en nuestra zona, cada día ofrezca mejor servicio y niveles de calidad altos. Estamos en época de balances respecto a la temporada estival, y estos profesionales, desgraciadamente, no van a figurar en ninguna estadística que no sea la evolución del empleo. No van a salir en ninguna foto, ni leches. A pesar de eso nadie les quitará el hecho de ser  protagonistas del paso adelante de nuestra industria turística.
Según algunas estadísticas que he podido leer, hemos tenido una ocupación media de una persona y pico, por cama y noche, y va en aumento. Así que pese a quien pese, el éxito que se está consiguiendo sigue siendo, en un porcentaje elevadísimo, gracias a toda esta gente anónima que trabaja en el sector servicios. Creo que se tienen más que merecido unas cuantas líneas.
Muchas gracias colegas por ayudar a generar recursos. La próxima ronda la pagáis vosotros.

viernes, 14 de octubre de 2011

LA MUESTRA

Que no cunda el pánico. Está demostrado que algo, o alguien, tiene interés en jugar con nuestro orgullo patrio. Dicen por ahí que los españoles somos menos activos sexualmente que la media mundial. Sí han leído bien. Que la media mundial.
Hace algunos años, la media que teníamos bajita era la estatura corporal, medida desde la cabeza a la tierra que pisamos. Se conoce que de tantos pisotones, esa tierra ahora echa menos polvo. Tiene cojones, o no, la cosa. La noticia -que en vez de figurar en las páginas de sociedad tendría que hacerlo en las de sucesos-, tiene su origen en una encuesta realizada por una marca de esas cosas tan enrolladas que son los preservativos. La muestra de 18.000 personas en todo el mundo no me parece muy amplia. Poco polvo han levantado los encuestadores por los caminos.
           No obstante, creo que hay que tener en cuenta ciertas variables. Por ejemplo: A qué hora se realizó la encuesta. No es lo mismo las 7 de la mañana que las 9 de la noche. El entrevistado estaba solo o acompañado. Porque ya me contarán ustedes, quién es el guapo que se marca uno o dos más delante de la parienta. En qué lugar de la ciudad se realiza la encuesta. Evidentemente, no es lo mismo que te pregunten ciertas cuestiones en la plaza del Obispo, que en el polígono Guadalhorce.
            Como ven hay cuestiones varias que hay que considerar. Además, en este país estamos preocupados, durante los días laborables, por multitud de asuntos que no paran de subir, tales como: los carburantes, los seguros, el gas, la luz, el teléfono, el I. B. I., la basura. etc. Es comprensible que entre tanto aumento se esté un poco reacio a todo lo que conlleve subidas, aunque éstas sean de otro miembro.
Los fines de semana, que suelen ser los días elegidos para darse un homenaje, cumplimos fielmente con nuestra obligación y los dedicamos a ver el fútbol. Y como resulta que ahora tocar el culo no es delito grave, para qué complicarse la vida con esfuerzos físicos.
Más les valdría a esos fabricantes de condones hacer unos estudios más rigurosos. Y, por si acaso el resultado sigue siendo el mismo respecto a este país, que en lugar de la piel de toro, nos coloca en pellejo cabra, no sería mala idea que piensen en fabricar guantes. Eso sí, que sean de goma y estén lubricados.

jueves, 13 de octubre de 2011

EL DIPUTADO, EL PER, Y EL SICARIO MAJARÓN

            Las prisas no son buenas consejeras… Cuenta hasta diez antes de… En fin, ya saben todas esas cosas que nos advierten de que meditemos aquello que nos hemos propuesto acometer. Y, por una vez, estoy haciendo caso de esa sana recomendación.
            Resulta que desde que leí las declaraciones del aragonés emigrado a Cataluña, José Antonio Durán i Lleida, he tenido que ir reprimiéndome para no caer en redactar algo que, seguro, al final me habría arrepentido de escribir. Casi caigo en la trampa. Me he librado por los pelos. O quizá se ha librado él de recibir, otra más, una serie de improperios ganados a pulso. Pero no. Mira, Durán i Lleida, no ofende quien quiere, sino quien puede. Y tú no puedes. Majarón.
            Ya saben que el político catalán ha dicho: “en otros sitios de España, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo”. Y después, para intentar arreglar el asunto, añade: “No me meto con el pueblo andaluz, ni contra ningún pueblo del Estado Español..."
Ya hay quien ha tildado esa desafortunada frase de imbecilidad. Yo no diría tanto, y ni mucho menos, lo contrario. Pero me preocupa la frase del inquilino ocasional del hotel Palace de Madrid (mínimo 255 euros la noche, que pagamos entre todos), pero no la que ha levantado tanta polvareda. Estoy seguro de que al Señor Durán, le sentó mal uno de esos pantagruélicos desayunos que se pega en la habitación del hotel (lo de ir al restaurante del hotel es para gente más humilde). O dejó el minibar de la suite vacío. Qué se yo. Sea lo que fuere, algo no le cayó bien, y dijo eso del PER y del bar. Que es mentira y no merece ser comentado. Y, en última instancia, qué coño, cada uno se gasta sus miserias en donde le da la gana.
            Resulta más ofensiva, y no precisamente para los andaluces, la que dijo a continuación: "Solo defiendo lo que es nuestro, para eso me pagan, para eso me han elegido".  Así que, los que tendrían que estar realmente indignados, con este aprendiz de marqués, son los propios catalanes. Afirma que lo han contratado para decir estas barbaridades. Es cierto que recibió muchos aplausos por esa intervención. Sin duda,  de gente de su misma calaña. Pero esos han quedado como los aplausos de la vergüenza. Que, al igual que las fotos, a lo largo de historia ha habido, y muchos.
            Yo me quiero referir a esos otros catalanes. A la inmensa mayoría de gente de bien de esa magnífica tierra. Sean hijos, o no, de aquellos emigrantes andaluces que tanto ayudaron, y están ayudando a esa región. Seguro que ninguno de los votantes de CIU ha elegido a este sujeto, para que defienda sus intereses pisoteando a otra gente. Eso es política de balones fuera. Este país, y por tanto también Cataluña, necesita de políticos de altura y de contacto con el ciudadano. Es más digno tomar café en un bar, con la gente de la calle y pagarlo de tu bolsillo, que cruasanes con mermelada escondido tras el batín de la suite junior del Palace, y que te lo paguen los demás.
 Ninguna persona, en su sano juicio, contrataría a alguien para aniquilar y desvirtuar realidades, haciendo declaraciones más propias de la barra de un puticlú que de un acto político. Por mucha similitud que, a veces, algunos con su proceder consigan entre lo uno y lo otro.
            No. Los catalanes no contratan sicarios. Ni siquiera a los que están majarones.

martes, 11 de octubre de 2011

TRÍO DE ASES (INOS)

            Joder, me lo habían puesto a huevo. Ya me atreví una vez a escribir algo sobre la violencia que padecen muchas -demasiadas- mujeres en el seno familiar. Se quedaron bastantes cosas por decir en aquel escrito; tanto que incluso tenía pensado el título para el siguiente. Éste se llamaría: “El orden de los factores, sí altera el producto”. Un poco largo, lo sé, pero significativo. En él pretendía referirme a esos casos en los que el agresor mata a su mujer o compañera y luego, en un arrebato de arrepentimiento o cobardía; va, y se quita la vida. Digo yo que podría haberlo hecho al revés. Primero que se suicide, y luego, si puede, que vaya a pegarle un tiro a otra persona. De ahí el largo título.
Total que andaba yo a la espera de echarme un caso de esos a la cara para desarrollar mi escrito, y mira por donde, en estos días salta la noticia. Era cuestión de esperar. Es triste, pero es así: “Un hombre mata a su mujer y luego se pega un tiro”. Pues nada, ya tengo la excusa, así que cojo el boli y a escribir que se ha dicho. Y aquí me tienen con el bolígrafo en la mano y despotricando contra toda esa manada de capullos que disfrutan golpeando, menospreciando, y, el colmo: matando. Pero… sorpresa, la noticia da un giro, y lo que parecía una acción de violencia familiar es casi, casi, un acto de amor. Así que de lo escrito nada, de nada.
            Resulta que la mujer asesinada estaba enferma de Alzheimer en estado avanzado, y al asesino-suicida le acababan de diagnosticar un cáncer de pulmón en fase terminal. Si a este panorama le añadimos la falta de personas que cuidaran de su esposa ante el seguro fallecimiento de éste, no hace falta ser muy observador para, si no  justificar, al menos, no dar al asunto un tratamiento de  violencia familiar pura y dura.
No me vayan a mal interpretar, no trato de  justificar lo que ese hombre ha hecho. Hay soluciones, y creo que las hay para casi todo. Aunque éstas tienen dos tipos de problemas: buscarlas, y lo que es aún más complicado; encontrarlas. Se podría añadir un tercer problema: pagarlas. Pero éste la mayoría de las veces es de difícil solución.
¿Tan solitaria es la vida de nuestros mayores? ¿Tan caras son, o tan mal funcionan las residencias de ancianos para que este hombre tuviera tanto miedo al más que seguro ingreso de su mujer? No sé que decir. Me da miedo pensar que vivimos en una sociedad totalmente deshumanizada.
            A ese matrimonio los ha liquidado unos asesinos en serie que andan por ahí sueltos: la soledad, el miedo y el olvido. Acojonan y aprietan tanto, que al final  consiguen que ceda el gatillo.

lunes, 10 de octubre de 2011

JO.D.T.

A veces, muy de tarde en tarde, me gusta sentarme frente al televisor. Supongo que inconscientemente elijo el mismo día y la misma hora. De lo contrario no me explico que siempre vea el mismo panorama: Una pechá de anuncios, que son interrumpidos, de vez en cuando, por alguna película o programa.
El departamento de administración y contabilidad de las cadenas televisivas debe de ser como un gran aparato digestivo con Tenia incluida. Por tanto, para alimentar ese cuerpo no hay más remedio que contratar publicidad por un tubo. Es tal la cantidad de anuncios, que cuando reanudan la programación hay que volver a contarle a la abuela de qué iba la cosa. En fin, esto de la televisión no tiene enmienda. Si es pública son demasiados y si es privada, son muchos. En  la radio ocurre tres cuartos de lo mismo, si no recorres por lo menos treinta kilómetros diarios hasta tu lugar de trabajo no te enteras de una noticia.
Al margen de consideraciones más o menos exageradas, supongo que estarán de acuerdo en que la cantidad de anuncios es excesiva, y también en que, por mucho que nos quejemos no nos van a hacer ni puto caso. Así que, si me lo permiten, les recomiendo la lectura. Pero si es la opción de la caja tonta -ya quisiera ser tan tonto como ella-, la que elegimos, dispongámonos pues a disfrutar con las cosas que nos ofrecen, aunque sean anuncios. Pero eso sí exijamos, al menos, que éstos lleven un poquito de orden y claridad.
 Es decir, no me digan que no tiene guasa que tras una cuña publicitaria radiofónica de la Dirección General de Tráfico, en la que nos recuerdan el uso moderado que debemos de tener con la velocidad, nos coloquen otra que diga: “corre, corre...”. O esos galimatías que algunas marcan de vehículos han puesto de moda: el modelo viene equipado con ABS, TCS, EDS, GTP, SDI y ETC.
Miren, yo no dudo que el modelo en cuestión lleve todas esas cosas, y muchas más si le caven dentro. Lo que llega a repatear es que no expliquen lo que significa cada cosa. A este paso, pronto nos dirán que además de todo lo anterior, el modelo que hemos elegido lleva incorporado: RDR, SPS, VPC y PDF. Lo que traducido al castellano significa que ese vehículo lleva: Rueda de repuesto, sillones para sentarse, volante para conducir y pedal de freno. Ridículo. Pues eso.
Hay algunas curiosidades más: El del anunciante que paga más por emitir su cuña publicitaria en un programa de máxima audiencia, para luego terminar diciendo “pero no se lo digas a nadie”. Vamos, para pegarse un tiro en un pelo. En fin, no sé dónde vamos a parar entre tanto anuncio y tanta sigla.
Por cierto, ya que hablamos de siglas. Saben ése de los dos señores que se encuentran, y uno dice: “me he comprado Citroen, T.D.I.” A lo que el otro le contesta “Ah sí, pues yo me compré un Mercedes, JO.D.T.”
            Si esperan, después de la publicidad les cuento otro.

jueves, 6 de octubre de 2011

A PIÑÓN FIJO (1998. Sobre el Debate del Estado de la Nación)

- Pepe ¿Es verdad que te estás quedando sordo?
- Más maricón eres tú
            Ya lo sé. El chiste es viejo, pero me vale para iniciar lo que les quiero contar. Son demasiadas preguntas las que quedan sin respuestas, y excesivas respuestas las que se dan sobre lo que nadie ha preguntado. La última prueba de ello, a fecha de hoy, nos ha llegado a través de la televisión con motivo del debate parlamentario sobre el estado de la nación.
            No me considero capacitado para decir quien fue el ganador, si es que ha de haber algún ganador en esa especie de batalla dialéctica, que se entabló entre el Diputado Presidente del Gobierno y otro Diputado, futuro candidato a Presidente del Ejecutivo. Quizá, antes de haber leído y oído distintas opiniones podría aventurarme a jugar a juez de combate, pero ahora no digo ni pío sobre este tema. Doctores tiene la iglesia. Aunque, que no diga quien ganó, no significa que no quiera decir -es mi opinión -, quien perdió. Por lo tanto, ahí va: El perdedor, o mejor dicho, los perdedores, fuimos todos. Sí, han leído bien. Todos.
Vamos a ser serios. Para oír debates tipo: “la E.P.A. subió medio punto sobre el P.I.B. a pesar de que la mismísima O.C.D.E. ya nos indicaba que no deberíamos pasar más del 0´3 para poder llegar a la U.E. sin que todas las O.N.Gs. se nos echen encima junto con la D.G.T. etc…”, siempre hay tiempo. Máxime, cuando la pregunta era: ¿Cuántos parados (ni virtuales, ni estructurales, ni leches. Parados, parados), hay ahora mismo en esta empresa casi  privada que  todavía se llama España? Convendrán conmigo que este tipo de respuestas tiene migas. 
 Los señores Diputados deberían saber que, generalmente, el gran público se pierde entre las abreviaturas y la  cantidad de datos estadísticos que se dan y, que necesitamos un mínimo de tiempo para procesar la información. Pero, una vez conseguido esto, resulta que otro nuevo dato sale a la palestra. Y cuando crees que ya le has cogido tranquillo al discurso, llega el replicante y te dice: “Eso, distinguida Señoría, es rigurosamente falso y no vea en mi actitud más que ánimo de colaboración. Aunque he de reconocer que hay algo de cierto en sus datos, que por coincidente con los míos, no puedo dejar de hacer constar…”.
Total,  lo peor es que la cosa, a veces, se pone aún más surrealista, porque hay quien aprovecha su comparecencia en la tribuna de oradores para decir: “Estimado señor, he notado que no me ha preguntado por...   Pregúnteme, pregúnteme”. Sin duda, emulando a aquel mal estudiante que, preguntado sobre la Guerra de los Cien Años, dijo: “La verdad es que no me acuerdo de mucho, pero ¿Quiere que le diga cuanto duró?”.
Aunque, todo esto ya lo deberían  saber sus Señorías, por lo tanto no hay que dejar pasar la oportunidad, ni el tiempo de que se dispone, para hacer propuestas concretas sobre cuestiones que sean importantes para la marcha de un país. Y, sobretodo, responder a lo que se pregunta, y dejarse de cacarear lo que nadie está interesado en oír. No se puede ir a piñón fijo.
Tampoco hay que dejar que nos descentren y hay que llevar las intervenciones muy bien estudiadas y estructuradas. Desde luego, si contra actitudes infantiles, lo único que se nos ocurre es ponernos nerviosos y mirar hacia otro lado, mal empezamos. Recordemos al Hidalgo Caballero: “Ladran, luego cabalgamos”.
Y puestos a recordar, hagámoslo de los ujieres de las Cortes que fueron los únicos que exhibieron un comportamiento correcto. Quizás no sería mala idea que en lugar de agua a los  Diputados les vayan subiendo, a la tribuna de oradores, vasitos de tila.

miércoles, 5 de octubre de 2011

EL REPETIDOR DE CHURRIANA (2003)

             Ciertamente. En Churriana hay deficiencias en la recepción de imágenes de algunas cadenas de televisión. Esto no es nuevo. Sin embargo, con ser un inconveniente, no es de los más importantes que tenemos por esta barriada de Málaga. Por supuesto que los ciudadanos de Churriana reclamamos nuestro derecho a ver esas cadenas. Pero, les decía, el tema de la mala recepción de canales en Churriana, sin duda, es una contrariedad. Los problemas son otros.
            Churriana necesita, para empezar: Un centro de salud. Un complejo deportivo. Una reordenación del tráfico. Una limpieza y equipamiento de sus playas. Una apertura hacia el aeropuerto. Un servicio público de transporte más dinámico. Unas rotondas que, sin tener que jugarse el tipo, permita la entrada y salida de esta barriada malagueña por la zona de las Pedrizas y calle Torremolinos. Una oferta cultural, deportiva y de ocio que sea atractiva. Una conservación de su patrimonio cultural (casa de Gerard Brenam, finca La Cónsula, Fuente del Rey…). Que se tenga en cuenta la participación ciudadana. Mayor número de plazas escolares. Mejor conservación de sus colegios. Más limpieza de sus calles. Contenedores de basura a los que nos podamos acercar primero, y abrir después. Dejar de recibir todo el mobiliario urbano que ya no sirve en la capital. En definitiva, necesita una puesta en valor.
            Después de leer este aperitivo de necesidades, que como imaginarán son muchas más. Quizá se tenga la tentación de argumentar que algunas de ellas no son competencia exclusiva de la entidad municipal. Bien, esto no vale como argumento. Ni como excusa
 El Ayuntamiento es la administración más cercana al ciudadano. Esto es una realidad. Nadie tiene porqué saber si una carretera, un edificio, una acera, una calle, un centro, un jardín, una maceta, o lo qué sea, es competencia de  tal o cual organismo. Cuando los vecinos votan a sus representantes municipales están depositando sobre ellos todas sus demandas ciudadanas. Ofrecen su confianza a un equipo para que gestione con celeridad y les solucionen las carencias, y no para que formen un coro y nos repitan, al unísono y constantemente, aquello de: “Eso lo tienen que hacer otros”. 
Será el Ayuntamiento, en su responsabilidad y con el fin de alcanzar soluciones en aquellas cuestiones que haya implicada más de una administración, quien propicie los convenios para que se lleven a cabo las dotaciones y mejoras que cualquier distrito necesite. Esta premisa debe estar por encima de cualquier disputa política. 
            Últimamente he leído declaraciones del recién nombrado nuevo Concejal del Distrito. No tienen desperdicio. Miren que hay cosas que nos hacen falta en Churriana. Pues nada. Por lo declarado, además de la obviedad de decir que hay que cumplir el programa electoral, tiene dos prioridades: La instalación de un repetidor de televisión (que ya se había anunciado a bombo y platillo antes de las municipales del 2003), y que su partido (el PP) aumente 400 ó 500 votos en las próximas municipales del 2007 (sin comentarios). Bueno. El repetidor ya lo tenemos, no de televisión, desgraciadamente. El Concejal repite cargo y, por lo que parece, también promesas. 
            ¿Después de tanto tiempo con la responsabilidad del Distrito, sólo se consideran éstos aspectos dignos de mención? Lástima. Aún faltan tres años para las elecciones y ya nos empiezan a cambiar votos por canales de televisión. ¿Les suena la musiquilla?

martes, 4 de octubre de 2011

CAMINANTE, NO HAY CAMINO (Carta a un conductor)

            Mira, me tienes más nervioso que una gamba oyendo una pandereta. No hay calle, por muy escondida que esté, en la que no me tope con tu coche. Siempre en los mismos lugares. En doble fila. En pasos de peatones. Subido a la acera..., pero eso sí; los cuatro intermitentes encendidos. Eso, según tu teoría,  te legitima para aparcar donde te dé la real. Dos cojones lo tuyo.
            ¿Acaso se transforma tu coche en un vespino por el hecho de pulsar un botón del salpicadero? ¿Ya no perjudicas ni entorpeces al resto de los conductores ni peatones? ¿Las luces intermitentes te autorizan a algo?
            Hay un anuncio en televisión alusivo a este tipo de cuestiones que, en mi opinión, es muy acertado. Se trata de un chico que conduce una grúa y, sin ser su cometido, va despejando de vehículos aquellos lugares  -pocos, poquísimos- habilitados para el paso de personas con movilidad reducida y que necesitan de sillas de ruedas para sus desplazamientos. Como si no fuesen suficientes las barreras arquitectónicas. Sin duda, la concienciación sobre las necesidades  de ese colectivo impulsa a este chico a actuar de esa forma. Chapeau.
           Quizás habría que pedir que rueden anuncios sobre las consecuencias que  podrían ocasionar tus paradas: atropello de peatones que se ven obligados a utilizar la calzada, dificultad de paso para vehículos de emergencia, discusiones entre conductores, etc.
            Ya sé que te vas a pasar esta carta por el forro. Sin embargo, continúo. Cuando me encuentro con tu coche abandonado en doble fila en la puerta del bar, del supermercado, de la peluquería, etc., se me revuelven las tripas. No te puedes imaginar cuanto echo de menos no tener un todo terreno con una carrocería de chapa de 38 mm. Un vehículo de esas características, y un deliberado mal calculo de la anchura que  dejas en la vía, tendría como resultado una decoración lateral de tu coche que, seguro, se te iban a quitar las ganas de seguir molestando al resto de los mortales.
            Oye, todos sabemos que en nuestra ciudad están muy difíciles y caros los aparcamientos, pero eso no te autoriza a regular el tráfico por tu cuenta. Anda un poquito que el ejercicio es muy bueno para la salud. Ya sabes, o te mueves o caducas. Supongo que, desgraciadamente, tu actitud al volante no va a variar, así que hazme un favor, simula al menos preocupación. Haznos creer que esa parada es inevitable y urgente. Olvídate de la tranquilidad que te provoca conectar los cuatro intermitentes.
            Entérate, ponerlos a funcionar no nos da derecho a nada.  Ni siquiera a llamarte capullo.

lunes, 3 de octubre de 2011

LOS MALETILLAS Y EL CICLISMO (1998. VUELTA CICLISTA A ESPAÑA)


            Estoy que me muero de envidia. Resulta que leyendo la prensa me entero que un cicloturista disfrazado de ciclista profesional rodó, en la mismísima vuelta  a España, ni más ni menos que treinta kilómetros en el pelotón. Joder tío, hay que tener cara. Además, nada de bermudas ni chanclas. A excepción de las gafas y el reloj, que se notan que son de alguien más dominguero, el intruso iba perfectamente uniformado del equipo Casino. Me gustaría saber por qué escogiste a ese equipo. Puestos a elegir, el Banesto parece más solvente. Pero déjalo, no hace falta que me contestes. Es lógico que fueses uniformado para colarte en el pelotón. De haber utilizado otra indumentaria tipo: el cobrador del frac, o, gendarme francés, supongo que no habrías recorrido ni treinta metros. Así que, cojonudo lo tuyo oye.
Lo que me tiene un poco mosca es el asunto de la foto. Sí, ésa que tienes con la manita en el hombro de Fernando Escartín ¿le empujas, o después de medio kilómetro al ritmo de profesionales ya te remolca él? Yo volviéndome majara tratando de imaginarte en ese pelotón, y mira por donde, me encuentro con  un pedazo de foto, en la que al pie se podía leer: El cicloturista que rodó treinta kilómetros en el pelotón posa junto a Fernando Escartín.
De verdad colega, me quedé de piedra. Ahora que no nos escucha nadie; ¿Cómo lo hiciste? ¿Sólo detectaron a un infiltrado en el pelotón y en realidad erais dos; cámara y figurín? O mejor aún; la cámara la llevabas tú bajo la gorra y le pediste al líder de la general que, puesto que le llevaba dos minutos al segundo, parase un poco para hacerte la foto. Anda cuéntalo, si no lo haces vamos a pensar que había algo de montaje en todo esto; que el fotógrafo de la agencia sabía todo el asunto y, en vez de comunicarlo al director de la vuelta, se dedicó a fotografiarte, uno por uno, con los supervivientes del pelotón. Espero tus noticias.
Mientras, déjame que te cuente un secreto; no te puedes ni imaginar la de veces que he tenido deseos de vestirme de futbolista del Málaga C.F.  y saltar al campo a rematar un córner. Ojo, que yo tampoco pensaba jugar todo el partido. Eso para los profesionales. Yo sólo un ratito, para la foto, igual que tú en la etapa de la vuelta. No veas lo chuli que iba a estar junto a Basti sonriendo en el momento de rematar el balón. No lo quiero ni pensar. Bueno, y de las ganas de saltar al ruedo -vestido de luces eso sí- en plena faena de Rivera Ordóñez, a pedirle un autógrafo para mi hermana, ni te cuento.
Como ves, no sólo tú tienes sueños. Qué te creías.  Antes, al principio, decía que me moría de envidia por lo que has hecho, pero resulta que ahora que lo pienso; no. No me das ninguna, es más, me parece una capullada muy grande. ¿Te imaginas los desastres que podrían ocurrir en las competiciones de alto nivel, si todos los que sentimos verdadera pasión por algún deporte, u otra cosa que no sea deporte, se nos ocurriera, sin más, pasar a la acción? ¿Crees que es suficiente con “tener ganas de”, o “gustarte el”, para codearte con los profesionales? No, claro que no, para poder hacer cosas, que no sean gilipolleces, hay que estar preparado, o en su defecto; autorizados.
Qué hubiese ocurrido si sufres una caída y te llevas por detrás a un montón de ciclistas, o tienes un infarto, o un mareo, o te pasan una nota del director del equipo Casino en la que  explica una táctica  nueva para los próximos ciento treinta kilómetros. Dime, entonces qué hubieses hecho... Pues eso digo yo. Y lo peor de todo es que, según el director técnico de la prueba, esto no es la primera vez que ocurre.
El ciclismo profesional, a pesar de los franceses y de la gente como tú, es un deporte para superdotados, y estas condiciones, al contrario que la hepatitis, no se adquieren por contagio. Ni circulando durante treinta  kilómetros con esa gente  vas a llegar a la altura del tubular de alguno de ellos. Si no quieres o no puedes hacerte profesional de la bici, confórmate con verlos a través de la televisión, o detrás de las vallas como hacemos los demás. Búscate un grupo de amigos y practica el ciclismo, pero, por favor, mucho cuidado con los coches y los camiones.
Espero que los aficionados al motociclismo no sigan tu ejemplo, ya que en caso contrario, corremos el riesgo de que en los grandes premios, a las motos oficiales les tengan que poner intermitentes para adelantar a los vespinos de los maletillas.