sábado, 15 de octubre de 2011

UN PAR, COMO BOTÓN DE MUESTRA

            Si ustedes me lo permiten les voy a hablar, entre otras cosas, de un par de profesionales de la hostelería que son la leche. No me extrañaría nada que la frase esa del turismo y la sonrisa, la hubiese propuesto un burócrata después de ver trabajar a estos dos artistas. Ellos llevan practicando eso mismo hace un montón de años, y no precisamente desde una mesa en la oficina, sino en el interior de la barra de un bar, que es donde hay que poner en práctica asuntos de este tipo. Bueno, desde la barra del bar, y desde la recepción del hotel, y desde el taxi, y desde el restaurante, y desde los comercios, y desde la calle, y desde...  En fin, a éstos no les hace falta que les digan qué tienen que ofrecer al turismo. Están doctorados en ello. Llevan casi veinticinco años trabajando codo con codo por mantener sus puestos de trabajo y por perfeccionarse cada día más. Se conocieron gracias al destino y a la barra del bar. Se llaman Juan y Miguel, y para que se vayan situando, les diré que uno es payo y el otro no. Es decir, que uno es gitano y el otro no. De no ser por esta circunstancia, que no diferencia, pensaríamos que son hermanos. No es que se parezcan físicamente, al contrario, pero esa forma de picarse que tienen nos podría confundir. Uno va de responsable, y lo es. El otro delega su responsabilidad. Uno tiene  la seriedad justa para mantener el tipo, a pesar de que se ríe hasta de Janeiro. Al otro, las circunstancias lo han hecho un poco más serio, pero tampoco se crean que es un palo seco, en el fondo es un cachondo mental. En definitiva, si uno es de una forma, el otro es lo contrario. Sólo coinciden en un aspecto: son muy buena gente. Pero no crean que en el trabajo cada uno hace la guerra por su cuenta, esa combinación atípica es la que permite que funcionen a las mil maravillas, y créanme, hay veces que tienen que tragar carretas y carretones para aguantar al cliente. A algunos de éstos, a pocos, además de una sonrisa, habría que darles lecciones de educación, aunque eso podría ser objeto de otro artículo.
De momento les hablaba de Miguel y Juan. Cuando se les ve trabajar, uno entiende muchas cosas. Por ejemplo; se entiende que muchos clientes repitan establecimiento año tras año. Se entiende la naturalidad del trato con el cliente. Se entienden las risas, las bromas, etc.  
Quizás estén pensando que el hecho de conocer a dos personas que trabajan en la industria de la hostelería no justifica un artículo en prensa. Si es así me explicaré: Conozco a mucha más gente que se gana el pan con esto de la hostelería; Pedro, Gaby, Lourdes, José, Paco... y cuando me refiero a Juan y Miguel, también quiero simbolizar en esos dos nombres a todo un colectivo de miles de personal que, al igual que ellos, aportan su grano de arena para que esta industria, fundamental en nuestra zona, cada día ofrezca mejor servicio y niveles de calidad altos. Estamos en época de balances respecto a la temporada estival, y estos profesionales, desgraciadamente, no van a figurar en ninguna estadística que no sea la evolución del empleo. No van a salir en ninguna foto, ni leches. A pesar de eso nadie les quitará el hecho de ser  protagonistas del paso adelante de nuestra industria turística.
Según algunas estadísticas que he podido leer, hemos tenido una ocupación media de una persona y pico, por cama y noche, y va en aumento. Así que pese a quien pese, el éxito que se está consiguiendo sigue siendo, en un porcentaje elevadísimo, gracias a toda esta gente anónima que trabaja en el sector servicios. Creo que se tienen más que merecido unas cuantas líneas.
Muchas gracias colegas por ayudar a generar recursos. La próxima ronda la pagáis vosotros.

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