viernes, 11 de septiembre de 2015

LA REPORTERA QUE METIÓ LA PATA

 
Lo siento, no podía quedarme callado ante la canallada que he visto cometer a la reportera de la televisión Húngara, Petra Laszlo; más conocida como “Petra la zancadilleadora”. A la tal Petra la han pillado con la pata en alto. Pero no crean que iba a mear o algo así. No. Ella zancadilleaba a niñ@s o personas que l@s llevaban en sus brazos, para que cayeran al suelo y así  tener unas imágenes más impactantes de los refugiados sirios que corrían buscando una oportunidad en tierras extrañas. Ya saben, la noticia con sangre entra. Qué pena.
 De todas formas, la metedura de pata de Petra Laslo, va a quedar como una anécdota ante la marea solidaria que se está dando en Europa en estos momentos. Hay muchas Petras esperando en los andenes de Alemania, Austria, Hungría, España…, no  para poner trampas a los refugiados. Estas están ahí para ofrecer alimento, alojamiento y ropa a los recién llegados. Gente que ha pedido permiso en su trabajo para irse a esperar a estos desplazados de una guerra, como todas, injusta e inhumana. Quizá a alguna Petra, en otro lugar, le ha tocado curar las heridas que hubiese podido ocasionar esta Petra Laszlo de los cojones. Siempre habrá quien está dispuesto a derribar a otras personas, pero también habrá quien estará ahí para tenderle una mano, sin que esto signifique que hay equilibrio. Ninguna maldad cometida por un desequilibrado tendrá contrapartida que la compense.
            También he leído que la que realmente ha salido zancadilleada ha sido la propia reportera. La han despedido. Vaya papelón el de la carta de despedida: “Le comunicamos su cese inmediato, por haber metido la pata”. Sin más.
Pues sí, se lo tiene merecido. Si no hay por allí alguna cadena de estas que les gusta contratar a la especie carroñera, la tal Laszlo, tendrá que ponerse en la cola de las oficinas de empleo para poder sobrevivir. No me gustaría encontrármela en esa cola. Sabiendo que, para obtener unas imágenes, ha sido capaz de tirar al suelo a personas desvalidas; qué no será capaz para pillar un currelo. Miedo me da.
Veo las imágenes una y otra vez. Trato de ver en esa mujer -entre tanta maldad de la que hace gala-, una acción de solidaridad, compasión, empatía…, pero no hay nada de eso.
Sí me llama la atención su vestimenta; va completamente (pantalón y camisa), de ropa vaquera. Como si se hubiese preparado ese día para conducir ganado al que otros desalmados también tratan a patadas. Toda una premonición.
Supongo que fue vestida así porque ese día el uniforme nazi lo tenía en la tintorería.

1 comentario:

  1. Gracias por tu artículo ya que desconocía la noticia.Esta especie (me niego a llamarla persona) deberían conocer que es no tener casa, trabajo y nada en el mundo, a lo mejor a ella no le daban la patada como sí hizo ella a otros.Me ha gustado mucho

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