Lo reconozco, estoy
enganchado al deporte. Por lo menos una vez al mes tengo que moverme y sudar lo
justo. Lo malo es que aún no tengo muy claro qué deporte me engancha más. Mi
cardiólogo me recomienda andar. Pero andar, uf, cansa, es aburrido y
deprimente. Sobre todo cuando vas a paso de tortuga, con la lengua fuera y te
adelantan un montón de personas corriendo y cascando más que las cotorras. ¿Hay
gente que tiene más de dos pulmones?
La otra opción es la
bicicleta. Esta ya me convence más. Me suelo decir, que si hay que hacer
deporte, por lo menos que éste sea
sentado. Aunque decir sentado tratándose de una bicicleta con esos sillines que
ahora les ponen (en mi época llevaban hasta muelles), es mucho decir. Pero
bueno, tengo una bici. Por supuesto, como todos los carrozas como yo; heredada
de mis hijos. Y, aunque le cueste
trabajo creerlo, la uso. Suelo ir pos lugares fáciles y llanitos.
Y en esas andaba yo el otro
día. En unos de mis paseos en los que, como es habitual, me van adelantando
todo quisque; los/as niños/as, sus padres y madres, los abuelos (a las abuelas,
no las veo), sus primos/as... En fin, ya digo, solo veo culos en bicicletas.
Además suelo parar cada cien metros, básicamente para respirar y no morir en el
intento de llegar al final de mi camino.
Pero el otro día me ocurrió
algo extraño. A lo lejos divisé a un grupo de japoneses/as o chinos/as, quien
sabe, que trataban de acercarse a toda esa gente que me iban adelantando. Claro,
a mí me pillaron en una de mis paradas, así que no tuve más remedio que
intentar comprender lo que me decían. Me enseñaron la cámara de fotos y,
rápidamente, imaginé que lo que querían era que yo les hiciera una foto del
grupo completo, así que me dispuse a ello. Pero, en cuanto tomé la cámara que
me ofrecieron, todos/as se situaron detrás de mí. La luz, pensé que me
indicaban que esa era la mejor ubicación para una mayor calidad de la foto. Así
que me di la vuelta y… otra vez se pusieron a mi espalda. Pero ante la cara
de gilipollas que debía tener yo, se esforzaron por comunicarse conmigo y me
dijeron: Telfie. Tipical ciclista español.
Joé, querían un selfie
conmigo! Por supuesto les dije que “ti”.
Me presenté. Les dije que
era Felelico Maltin Bahamontes, y estoy entlenando para el Toul. Añadí que unos
ladlones me habían lobado la bici de calelas y la lopa de competición.
Si no, qué coño iban a pensar
de un tipo que va en una bici que se cae a pedazos, con unos calzones cortos
viejos, polito a rayas que hace años ya que vivió sus mejores épocas, zapatillas azules
y calcetines (blancos, qué coño) y sudando como un condenao,
Eso sí, después tuve que
volver andando de la risa que me dio todo este lio de los orientales. Si en
circunstancias normales me falta el aire, riendo ni les digo.
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