Siempre se
levantaba al alba y buscaba las gotas de vida de su maltrecho grifo para que
acariciasen su cara. Más tarde, como un ritual, en todo su cuerpo. Daba los
buenos días a esa figura reflejada que cada día reconocía menos. Pero, al
menos, le ofrecía una sonrisa, aunque él no correspondía, la figura insistía.
Un par de veces, o miles, la mandó a la mierda. Ni caso, ella a lo suyo.
Elegía su
vestimenta con cuidado, le gustaba ir conjuntado, o intentarlo al menos. Era
presumido y no lo ocultaba. Solo lo limitaba la calidad de su armario. A veces,
cuando ya estaba listo para no ir a ningún sitio; hablaba en voz alta. No es
que se le estuviera yendo la pelota, es que lo consideraba un ejercicio
necesario y terapéutico.
Luego cogía sus
auriculares y se disponía a volar. Era un tipo interesante, no digo que listo
ni inteligente, pero sí muy interesante. Tenía una especial habilidad para detectar
temas musicales que no dejaban a nadie impasible. Alguna vez en una reunión un
tanto aburridilla, había puesto su selección (tenía varias), y había cambiado
la dinámica de esta. La gente empezó a moverse poco y mal, pero las conversaciones
se hicieron más divertidas y las risas hicieron el resto.
Y él volaba sin ni siquiera agitar los brazos. Y, a veces, lloraba. Tenía la capacidad de emocionarse, limpiamente y sin ambages. Y pensaba en cómo podría explicar a la gente la maravillosa experiencia de escuchar música. No oirla; escucharla; . De reconocer los instrumentos que suenan, de apreciar los arreglos, y detectar a los que, estando en segundo plano, dan carácter a todo un tema musical. Los millones de matices que tienen las canciones que se han ganado el derecho a llamarse así.
Así pasaba los
días; en soledad, peleándose con el espejo, arreglándose para no ir a ningún
sitio, acariciando un piano que se resistía a darle todo lo que su cabeza
demandaba.
Y volvía a
sentarse para quitarse los zapatos y ponerse un chándal viejo, para seguir estando
con su única compañía y meterse en una cama fría y cómoda, pensando en que mañana
será distinto. Igual, ya ni le sonríe la figura del baño. O el grifo ha dejado
de gotear.
Luis
Navajas
No hay comentarios:
Publicar un comentario