lunes, 23 de enero de 2023

EN ALGÚN MOMENTO, PASÓ ASÍ.


    Me dijeron, madre, que no me dolería, y yo ya supe que no me retorcería, que el miedo me mantendría erguido.
    Y así fue, porque dolor, dolor no sentí: Este se domina. Lo que me hicieron no tiene nombre, por mucho que la llamen tortura.
    Y les conté todo, mamá.
    Lo de que habías perdido la vista cosiendo para sus mujeres y no vigilando pa otros.
    Lo de que a papá se lo llevaron unos y cuando volvió lo mataron otros, por ser -por lo visto- , un hombre bueno y un hombre malo. Al mismo tiempo.
    Lo de que mi hermanita murió de frío aquella madrugada cuando vinieron a buscar al tío Paco y nos dejaron toa la noche en el redil bajo el cielo raso de enero. Hasta que aparecio, tu hermano Paco, que no se había fugao, y sí emborrachao. Y se fueron riendo mientras mi hermanita callaba su último llanto.
    Y no me creyeron, madre. Y siguieron preguntando cosas que yo no entendía por mi corta entendederas, madre. Y me pusieron un papel escrito para firmar, y les dije que no sabía leer ni escribir, que mis poesías las garabateaba en mi memoria y las cantaba a las estrellas. Y se reían, madre.
    Y me hicieron cantar una, y -inocente de mí-, elegí esta:
    "No me asustan tus odios, ni tus pistolas. Libre nací esclavo de la vida. Podrás odiarme o matarme. Incluso las dos cosas a la vez. Pero seré muerto y odiado libre y esclavo de la vida. Pero tú...
    Y no me dejaron terminar madre...
    Y la vida me dejó en libertad.
                                                                                         Luis Navajas

No hay comentarios:

Publicar un comentario