martes, 31 de enero de 2023

MARIONETAS

        A veces, el ordenador me coge y me pone a escribir. Normalmente no tengo ni idea de qué quiere que escriba. En ese caso, él me controla los dedos y va tecleando cosas que yo leo en la pantalla. 

      He de reconocer que me gusta esa sensación. Es cómodo. Vas viendo como tus dedos se mueven con cierta soltura y van apareciendo historias en la pantalla. Muchas veces se para y no me activa ni un dátil; Es como si esperase que yo continuara. Alguna vez lo he intentado, pero no llego a su nivel y rápidamente me dispongo a borrar lo que yo he escrito, pero... el comando de borrar no funciona. O no me hace caso, vete tù a saber. La cuestión es que, pasado un ratito -como si leyese lo que he redactado-, algunas cosas sí se borran, pero otras permanecen. Yo para joderlo un poco, insisto en borrar eso que sigue en la pantalla, pero nada; ahí queda. Es como si me dijese; Sigue tío, continúa por ese camino. Al final el resultado será una mierda como siempre, pero al menos lo habrás hecho tú. 

      Total que me convierto en el negro literario de mi ordenador. Yo escribo para que él se lleve el mérito. Hay que joderse.

       Lo más terrible de todo esto, es que me he dado cuenta que no controlo nada de nada. Probablemente tú tampoco lo hagas con nada de lo que crees dominar. 

       Cuando llega la noche es la cama la que me coge y me abraza con su frialdad para que la caliente. Por las mañanas, es la cafetera quien aparece en mis manos y me pide su ración de café. Las ventanas hacen ruidos extraños para que las abra y deje pasar el sol de la mañana o la tenue luz de un día nublado. La televisión también quiere controlarme, y a veces, lo consigue; Lo reconozco. Pero hay días en los que no puede conmigo y por mucho que me mire y amenace logro permanecer alejado de ella. Esos días me siento bien y es cuando dejo que algún libro o disco, me atrape y haga conmigo lo que le de la gana. 

      He llegado a la conclusión de que todos podemos ser un poco marionetas. Al menos eso me está haciendo escribir el puto ordenador. 

      Bueno, aquí lo dejo porque, aunque quería continuar con más reflexiones, por mucho que teclee no sale ni una nueva palabra. Y eso significa que  esta puñetera máquina considera que ya está bien, y que lo deje estar. 

        Con un poco de suerte me dejará firmar este escrito. Veremos. 

                                                                

                                                                            Luis Navajas


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