miércoles, 25 de enero de 2023

EL CAZADOR

  

Nunca te dije que soy un cazador de sueños. Algo tendrá que ver que tampoco me preguntes que a dónde voy tan pertrechado. Aún no he pillado a ninguno; son esquivos, pero yo sigo tras ellos.

Por las noches, que deben de estar más cansados, parece que  los voy a pillar, pero en cuanto llega la luz  se esfuman y me vuelvo a mí, sin haber pegado ni una pedrada. Cuando duermo ellos me cazan a mí, y depende de lo traviesos que sean, me aterrorizan, me enamoran, me echan a volar, me despistan o me llevan a mundos incomprensibles. Pero nunca nos reprochamos nada; Cada uno juega su estrategia. Me gusta cuando me traen a los que ya nos dejaron, pero eso es muy de tarde en tarde y bien tarde en la madrugada. Cuando eso ocurre, dejo de salir de caza y me quedo en casa por unos días. Me quedo rumiando la felicidad del no encuentro imposible.

Ahora ando tras un par de ellos, que me llevan burlando toda mi vida. Vivida y soñada. Son unos cabrones que no se merecen que los persiga, pero lo hago. Barrunto que si algún día los pillo, será demasiado tarde para darles un castigo. Así que los disfrutaré.

A veces sueño que escribo, y me veo las manos manchadas de lápiz o boli. Otras que compongo una melodía, y me tiro canturreando una tonadilla -que nunca oí-, todo el día. Otras, que te tengo a mi lado y rozo tu piel, pero me levanto solo y con frío.

Nunca te he dicho que soy un cazador de sueños, porque da un poco de pudor reconocer estas cosas, y el fracaso de no cazar nada. Si al menos preguntaras a dónde voy, quizá me quedaría contigo. Si seguimos así, me vuelvo a la caza y, seguramente me iré de casa.

 

Luis Navajas

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