lunes, 28 de noviembre de 2011

NEW YORK, NEW YORK (Carta a Frank Sinatra. Sept. 2001)

Estimado Sr.:
Seguro que tiene puntual información sobre lo ocurrido el fatídico día 11 de septiembre de 2001, en la ciudad que tanto ama usted. Por ese motivo me consta su tristeza. No le sorprenda, son muchas veces las que mientras escribo, leo, o simplemente oigo música, tengo puesta alguna grabación de usted. Estos días, por los acontecimientos que ya conoce, he vuelto a solicitar su ayuda. Perdóneme por ello; igual lo que menos deseaba era ponerse a cantar. Aunque seguro que no se negaría si con ello considera que contribuye a sobreponerse a una barbarie como la que ha soportado su país directamente, y el resto del mundo indirectamente.
Pero, ya le digo, estos días le he notado más triste. Su voz me ha sonado algo amarga. Se nota, y mucho, que su mente no estaba en esas actuaciones. Le entiendo, créame. Para mí también ha sido muy duro ver a gente saltando al vacío desde las mismas puertas del cielo; asistir a como se desmoronaban edificios; ver a ciudadanos corriendo aterrorizados y oír a familiares y amigos desesperados ante la falta de noticias de personas que trabajaban, o visitaban ese lugar. Y, qué me dice de los pasajeros que iban en esos aviones secuestrados. Es difícil creer que todo eso ha ocurrido. Sé que de aquí en adelante tendré que acostumbrarme a notar esa aflicción en su voz. Algunos pensarán que sólo son imaginaciones mías, pero usted y yo sabemos que no es así.
Ojala apareciera ahora uno de esos directores de cine que andan por allí y dijese: “Tranquilos, todo ha sido un montaje”. Sí, como aquel programa de radio que hizo Orson Welles, sobre la supuesta invasión de los EE.UU. por los extraterrestres. Aterrorizó a todos los oyentes con una obra radiofónica. Ése sí sería un buen final. Pero no, desgraciadamente no será así: todo ha sucedido para desgracia y vergüenza  nuestra.
Conozco New York, a pesar de no haber estado nunca en esa ciudad. Soñaba con asistir a algún concierto suyo, pero la señora de la guadaña le alcanzó antes de que mi economía mejorase algo. Ya ve, soy de los que unas veces pierde y otras, también. Pero al menos tengo sus grabaciones. Oyéndolas he paseado muchas veces por esa ciudad. De ahí que tenga la sensación de conocerla.
A través del swing, jazz, blues, soul… he ido conociendo cada calle, edificio y plazas de ciudades como Nueva York. Los solos de saxo, piano, guitarra; o los contrapuntos de los metales, me han hecho imaginarlas cientos de veces. Ahora, desgraciadamente, también me muestran esas montañas de escombros que esconden a miles de cuerpos sin vida. No podría ser de otra forma. La Música nos acompaña en ese espacio de vida que transcurre mientras la oímos. Nos acompaña y nos emociona.
Siga cantando. Siga recordándonos que si antes fue bien, después será aun mejor. Ayúdenos, en lo que usted y su situación le permita, a mejorar día a día. Quizás con ello alcancemos a ser un mundo -y no dos o tres, como hasta ahora-, donde la avaricia, la injusticia, la incultura, el odio y el fanatismo no tengan lugar.
Me voy despidiendo, pero tengo una curiosidad: ¿Tiene usted noticia de que “Mack the knaif” (Mack el navajas) intentara atracar a alguien por los alrededores de las torres gemelas? Ya sabe que le gusta merodear por las esquinas.
No, no es familia mía. Sólo coinciden su apodo y mi apellido, pero sería una desgracia más que él también estuviese bajo los escombros.
Ya me contará. Reciba mis más atentos saludos.

1 comentario:

  1. Muy descriptivo y amenos en unos momentos muy duros para todos.Gracias por escribirlo

    ResponderEliminar