viernes, 25 de noviembre de 2011

CON SUMO CACHONDEO

Lo reconozco: Soy un romántico. Sí. Qué le vamos a hacer. Sigo pensando (aunque bien es cierto, que cada día menos), que muchas de las cosas que ponen a nuestro servicio las Administraciones Públicas, están pensadas para facilitarnos las cosas. Bueno, aparte de romántico soy un protestón. Entono el mea culpa. Y, por tal motivo, de vez en cuando me rebelo cuando me quieren vender una moto sin ruedas. Los consumidores tenemos derechos y hay que luchar por ellos. Pero -no sé si a ustedes le ocurrirá también-, a veces dan ganas de mandarlo todo a la mismísima oficina oficial de consumo de turno.
Resulta que hace unos días puse la última reclamación. Les juro que tengo delante la contestación que recibí de la Delegación Provincial. En ella me emplazan, según la legislación vigente, a mandarles un escrito “indicando mis pretensiones en referencia a la reclamación planteada”. Y, además, a enviarles “copia del folleto publicitado con promoción del terminal…, que hago referencia en mi escrito”. Total, como ven; facilitando las cosas. Pero, por si esto no fuese suficiente, me dan diez días hábiles para entregar toda la documentación solicitada, o archivan las actuaciones. Glups.
Veamos. Voy a un comercio. Me intereso por un móvil que hay en oferta (tengo la foto que le hice a la promoción, pero no se la envío a consumo porque no me da la gana, ea). A los treinta minutos de haber entregado la documentación en el comercio para agarrar la oferta, me llaman y me dicen que: donde dije digo. Digo Diego. Que de la oferta nanai. Hay que aflojar la pasta. Vuelvo al comercio (ahí es cuando hago la foto), me dicen que sí, pero que no. Que sí, que sí que la oferta está; pero que no está. Más o menos. Total que ante este argumento tan sólido, pido el libro de reclamaciones y hago lo pertinente. Luego, ya saben, hay que ir a llevarlo a la Delegaciónn Provinciall. Que esa es otra. En fin, unas horas perdidas en el comercio y en el trabajo (que hay que recuperar), para llevar el papelito a la Delegaciónnn Provincialll.
Lo que no podía llegar a imaginarme era, que yo; el reclamante, en esos mismos instantes de la cumplimentación de la hoja oficial, me estaba convirtiendo en un trilero del tres a cuarto. Que lo que yo he dicho en la descripción de los hechos, lo tengo que demostrar aportando una revista de la empresa. Además, tenía que especificar cuales eran mis pretensiones. Joder, hay que ser lince.
Vamos a ver. ¿No he reclamado que ofertan un producto que, al final, no ofertan? ¿No es cierto que la empresa no hace ninguna observación a mi reclamación en la propia hoja oficial? Pisha, pues quien calla otorga, ¿no? ¿Creen que voy a guardar una revista que únicamente tiene fotitos de móviles? Para qué quiero yo eso en el water, que es donde guardamos en mi casa (y en la suya, como todo el mundo menos los dentistas y peluqueros), las revistas. Menos mal que no compré una lata de mejillones y salieron en mal estado. Imagínese andando por la calle con el tufo, camino de la Delegaciónnnn Provinciallll, para entregar la latita.
Además, ¿Me preguntan que qué pretendo? Y yo qué sé, mi arma. No me acuerdo muy bien en qué pensaba ese día. ¿Vale que les pida ahora un Mercedes color blanco, por mentirosillos? Venga, seamos serios.
En fin, esta actuación ya está archivada. Igual que aquella en la que, aportando la hoja de publicidad del producto en el periódico, no llegó a ningún sitio. Ni a la que hice aportando el tíket de caja de un comercio que me cobró un plato que no consumí, etcétera.
Ya estoy imaginando la carta que desde la Delegaciónnnnn Provincialllll, le envían al comercio: “Tranki, que al manta ese de la reclamación del móvil lo vamos a marea una mijilla y asunto solucionao. Seguid imprimiendo revistas de moviles con las ofertas que os de la gana; y si alguien la guarda lo vamos a empurar por fomentar el síndrome de Diógenes”.
Ya saben, cuando vayan a hacer una reclamación oficial, tengan en cuenta que hay que, por este orden: Indignarse, Rellenar la hoja relatando lo sucedido y lo que pretende con esta actuación. Perder una mañana en llevarla a la Delegaciónnnnnn Provinciallllll. Archivar toda la documentación del caso. Esperar un tiempo a qué le digan que demuestre lo que dice. Perder otra mañana en volver a llevar a la Delegaciónnnnnnn Provincialllllll, las pruebas de que usted no es un caradura y otras cosas.
O, por el contrario, pueden hacer lo que yo hago desde mi última experiencia. Cuando veo un cartel de esos que dicen: “Existen libro u hojas de reclamaciones”, digo en voz baja: Te quié i ya.

2 comentarios: