Quién me lo iba a decir. A mi edad y persiguiendo mis fantasmas. Y no es broma, hago cosas que antes no hacía: Recorro la casa como si me fuese a encontrar a alguien (ni idea de a quién), en alguna habitación, el salón o la cocina. Y todo de forma inconsciente, pero lo hago. Realmente me moriría de miedo si llego a visualizar algo que no sea el vacío y el silencio.
De hecho, con el nuevo router de la compañía telefónica, la otra noche me llevé un susto de la leche. Resulta que éste tiene una luces distintas a los de las otras compañías que también me engañaban y, claro, al no estar acostumbrado, cuando apagué la televisión y me dispuse a ir a la cama, se proyectó una sombra sobre la pared que, uf, me dejó acojonado; era la mía. Ahora ya estoy acostumbrado a verla. Cuando apago la tele no me asusto. Soy un tipo valiente.
Pero les decía que persigo a mis fantasmas. Y digo que son "mis fantasmas", porque supongo que cada uno de nosotros tenemos los nuestros. Realmente los que me hayan sido asignados o tocado en suerte -vete tù a saber-, de momento, se muestran esquivos. Yo se lo agradezco y espero que no cambien de parecer o de apariencia.
Lógicamente, como en toda casa se oyen ruidos que pueden parecer extraños, pero siempre tienen explicación: La nevera que descongela y suena, la botella de agua que quedó algo arrugada, se infla y hace ruído, la cisterna que le da por unirse a la orquesta... Nada extraño. Aunque, a veces, la cosa mosquea más de la cuenta.
Anoche, por ejemplo, estaba en el baño cepillándome los dientes cuando de forma más o menos clara, oí una voz que parecía una disputa familiar; además con palabras malsonantes y todo; pero no pude saber de dónde venía esa voz de mujer. Supongo que si era una de mis fantasmas; estaba realmente molesta con la cisterna o con algo que no funcionaba en su casa (o en la mía).
En fin, no quiero dramatizar pero mientras esté persiguiendo a mis fantasmas en esta línea, todo va bien. El día que me los encuentre, la cosa pintará de otra manera. Así que de aquí en adelante seguiré un estricto itinerario y calendario de las cosas que tengo que hacer, y me dejaré de deambular por las habitaciones sin saber muy bien lo que busco o por qué he ido allí.
Ahora que me dispongo a terminar de escribir, no me atrevo a mirar hacia atrás, siento como si hubiese un montón de gente mirando por encima de mi hombro lo que escribo. Cuestión que me lleva a la conclusión de que mis fantasmas no están merodeandome. Se supone que saben de sobra que aquello que escriba no tiene el menor interés. Así que tranquilidad.
Sigo estando solo.