Muchas felicidades. Un beso. O un abrazo. O nada. Simplemente
una felicitación escueta por mantenerte, aún, en este mundo. Que sean muchos
más y yo que los vea.
Pero no, a veces se confunde la
velocidad con la pringue, y es ahí dónde facilitamos demasiados datos de lo que
somos. De quienes somos.
Verán, voy a intentar resumir toda
esta palabrería anterior: Si conoces la fecha de nacimiento de un familiar,
allegado, amigo o conocido; lo lógico es felicitarle ese día u otro que esté
dentro de lo olvidadizamente admisible. Primero, porque es de buena gente
hacerlo, y segundo porque le alegrarás un poco más ese día con
tu dedicatoria.
Hoy, con las redes sociales, es difícil
hacerse el loco con algunos de tus amigos o “amigos”. Si no los felicitas es
porque no te da la gana, y en tal caso haces muy bien, es tu opción. Lo que difícilmente
es justificable es que no lo hagas con quien mantienes o has mantenido una
amistad o relación más o menos intensa. ¿Qué puede ocurrir para que no te
apetezca felicitar a alguien a quien quieres o aprecias? Nadie pasa del amor al odio, ni del negro al
blanco, de la noche a la mañana. Es cierto que las cosas se van enfriando, pero…
dale tiempo al tiempo. Quizá lo ocurrido entre vosotros, tenga muchos matices
que, con este distanciamiento van aflorando, aclarando y desdramatizando,
aquella controversia.
Venga, no te olvides de felicitar a
quien está, o ha estado cerca tuya. No
ya porque, como dije al principio, eso dice mucho (o muy poco), de ti. Si no
porque ahí, en ese preciso día y con tu mirar hacia otro lado, revelarás que
todas aquellas palabras bonitas, buenos momentos, complicidades, etcétera, solo
era una gran mentira que no soportó -con lo grandecitos que ya somos-, las
piedras del camino.
En fin, haz lo que te dé la gana, que
lo harás, pero yo sí voy a felicitarte, hoy, mañana y todos los días que,
mientras dure la memoria (la mía y la del Facebook), tenga constancia de ellos,
para recordar juntos que un día como hoy, viniste al mundo para - quién lo iba
a decir-, darnos la oportunidad de compartir unos momentos.
Feliz cumpleaños. Un beso, o un
abrazo, como prefieras.