Se
veía venir. Hoy dormiré poco. Llevaba días rumiando ideas para escribir algo y,
justo cuando me voy a ir a la cama; Plof, salta la inspiración. El caso es que
acababa de terminar una conversación telefónica -de dos horas, que se dice
pronto-, con alguien a quien quiero mucho. Mucho. Y, claro, eso activa a
cualquiera. Y sabedor de que si me iba a la cama estaría dando vueltas, he
decidido coger mis auriculares, mi música (no podría escribir sin ella, y tampoco
vivir sin ella) y venirme al ordenador a contarles algo a ustedes. O a usted,
que tampoco hay que ser tan pretencioso. Cada uno se entretiene en lo que le
gusta. Y escribir o leer, al menos para mí; es de las mejores formas de
entretenimiento. Sin descartar otras. Por supuesto.
Ya
hace días que pensaba en los escritores que conozco (personalmente y/o
virtualmente), en la Red. Gente que escribe de verdad. No lo que yo hago.
Personas como
Enrique Salvo, un tipo con el que tuve el honor de trabajar y discutir, codo
con codo, como concejales de esta ciudad. Enrique escribe didácticamente y de
forma magistral. Pedro Moreno Brenes, otro que tal baila, un tipo que también
tuve el honor de currar con él (en otro partido que no era el mío, pero también
desde la izquierda), por nuestra ciudad. Pedro es muy claro en sus escritos y,
todos, muy fundados.
Felipe Bravo, hermano de esa persona que me tuvo las dos horas al teléfono,
y un grandullón que he tenido la suerte de conocer hace poco, y que el día que
aprenda a concentrar sus palabras en textos mas digeribles, abrirá muchas bocas
de admiración; el tío es un poeta y no lo sabe todavía. Lo reúne todo:
divertido, sentimental, riguroso… O mi vecina Toñi Sánchez, que tiene un blog de cocina que nos ofrece unas recetas para chuparse los dedos. A veces, me dan ganas de saltar el muro que separa nuestras casas y sentarme a la mesa con cara de estar esperando el autobús de El Palo,
Inmaculada Espinosa, una mujer excepcional y admirada por mi, que vuelca en su blog sus verdades como puños, aunque escritas con el corazón. Se podrá estar de acuerdo con lo que dice y cómo lo dice, o no; pero no te dejará indiferente. Juan Miguel Arrabal, o Juan Miguel Escritor (como se hace llamar en el Facebook), es una persona que sabe unir palabras imposibles y las dota de sentido. Tiene profundidad, imaginación y poesía. Les aseguro que, una vez le hayan cogido el puntillo; disfrutarán de sus escritos. Juan Luis Pinto, que pasó de organizar viajes de ocio, a hacernos viajar a través de sus libros y -al tiempo-, se va a convertir, por méritos propios, en un escritor consolidado.
Salvador Pendón, un magnífico político cuando tocó aquello, y un maestro de los que ningún niño/a podría prescindir. Ni adulto. Además, por si fuera poco, corren por sus venas el flamenco y sus verdiales. Luis Melero,
autor de “La Desbandá” (Si no lo han leído aún, háganlo), y que tuve el placer
de conocer cuando regentaba el Pub de moda de la época, en Málaga: “Pepeleshe”.
Además, Luis, fue mecenas de nuestro grupo de Rock Andaluz, Fandango. Nos
financió la grabación de nuestra primera y única casete. En su Pub hicimos la
presentación del grupo, en directo, con la prensa y todo. Y con buena crítica.
Muy buena… pero ahí quedó la cosa. ¡This is life!
En fin, habrá más escritores en la Red, y quizá se los están perdiendo, y es una putada, porque -insisto-, son gente que escribe de verdad y te hace pasar un buen rato. Así que, háganse otro favor y busquen a esta pandilla de magníficos escritores en la Red, pídanle amistad y lean lo que, de vez en cuando, nos ofrecen.
Traten de
imaginarlos escribiendo. Ante al reto que supone el folio en blanco o un
documento de Word vacío. Seguro que están pensando en nosotros; en sus
potenciales lectores, repasando una y otra vez cualquier error que se haya podido
colar (que, como los buenos duendecillos, siempre encuentran un resquicio y… se
cuelan. Sí o sí), o alguna palabra que se ha empeñado en aparecer, una y otra
vez, en la página. Así, horas o minutos, eso dependerá de la capacidad de
comunicación de cada uno, o de los datos contrastados que nos quieran ofrecer.
Pero -estoy seguro de ello-, lo hacen porque es una necesidad.
Necesitan contar algo. Dedican tiempo de ocio, de trabajo, de sueño, de la familia… para regalarnos unas reflexiones o enseñanzas que nos harán más ricos. Y no me refiero a la riqueza material, sino a la intelectual. Leer, escribir, hablar y saber oír, es algo que debemos practicar.
Todos no sabemos escribir como
ellos; Por eso están ellos. Aprendamos a leerlos. Devolvámosle algo de nuestro
agradecimiento con un comentario, un “me gusta”, o cualquier emoticono que le
indique que lo has leído y que quieres seguir haciéndolo. Y que nos da igual si
lo hacen (y lo dicen) como profesor de Universidad, Arquitecto, Licenciada,
Oficial de la policía, Graduado o medio pensionista. Lo que nos interesa es lo
que nos dicen a través de su escritura.
Son escritores
en la Red que se lanzan a escribir como los buenos trapecistas: Sin red.
Luis Navajas.